La revoluci¨®n bolivariana: ruta llena de escombros
Es tan grave lo que est¨¢ ocurriendo en Venezuela que no hay margen para escuchar las dolencias de los ciudadanos
En la madrugada del martes, dos de los l¨ªderes de la oposici¨®n venezolana volvieron a ser encarcelados. Los detalles se fueron conociendo poco a poco y, al rato, cualquier persona interesada por lo que ocurre en el pa¨ªs latinoamericano estaba ya al tanto de ambos episodios y dispon¨ªa de las herramientas suficientes para analizar una m¨¢s de las iniciativas que el Gobierno de Maduro ha puesto en marcha en su furibundo galope hacia el m¨¢s descarnado autoritarismo. Ya todos han o¨ªdo de Leopoldo L¨®pez y Antonio Ledezma, saben de las maniobras del Gobierno chavista, han tenido noticia de las elecciones a la Asamblea Constituyente, incluso conocen algunas cifras que resumen lo que sucede all¨ª.
Lo que resulta m¨¢s dif¨ªcil es asomarse a lo que les est¨¢ ocurriendo a los venezolanos por dentro. De d¨®nde sacan tanto coraje, cu¨¢l es su trato con las autoridades, qu¨¦ miedos los atenazan, c¨®mo se manejan en el d¨ªa a d¨ªa. No es f¨¢cil poder escuchar, por ejemplo, lo que Joselyn Prato contaba tras haber pasado por la infernal experiencia de una detenci¨®n arbitraria e injusta por algo que no hizo nunca. ¡°Mi mam¨¢ me dice que todav¨ªa en las noches hago el gesto de sacudirme cosas del cuerpo¡±, contaba en una pieza publicada en El Nacional en 2016. ¡°Era la costumbre de estarme quitando las cucarachas de encima. Hab¨ªa muchas en la c¨¢rcel¡±.
Joselyn Prato, una estudiante de Ingenier¨ªa del Petr¨®leo, estaba de vacaciones en la playa de Cayo Sal. Resulta que por all¨ª pasaron la ministra de Turismo, Marleny Contreras, esposa de Diosdado Cabello, y Stella Lugo, gobernadora de Falc¨®n, el Estado al que pertenece el lugar. Y las abuchearon. Cuatro horas despu¨¦s, Cayo Sal se llen¨® de soldados y polic¨ªas. Y empezaron las detenciones. A la joven le dijeron que hab¨ªan cogido a su hermano. Y corri¨® a interesarse (no estuvo all¨ª cuando se produjo la algarada contra las autoridades). Se la llevaron presa. La golpearon, la vejaron, la humillaron. Sesenta y ocho d¨ªas.
Son episodios acaso menores cuando hay tantos asuntos graves de los que informar. As¨ª que para que los lectores de fuera se hagan una idea de lo que pasa ah¨ª adentro (del alma), la escritora y profesora Gisela Kozak Rovero ha reunido un mont¨®n de cr¨®nicas de escritores y periodistas en Siete sellos, un libro que ha publicado Kalathos, la peque?a editorial que han montado en su particular exilio unos venezolanos en Madrid.
En el pr¨®logo, Gisela Kozak Rovero reconoce que su selecci¨®n tiene una ¡°inspiraci¨®n apocal¨ªptica deliberada¡±. El libro trata de esos siete sellos ¡ªautoritarismo, crimen, hambre, enfermedad, martirio, perversidad y di¨¢spora¡ª y muchos lo descalificar¨¢n, sin leerlo, como mera propaganda antichavista. Pero tiene raz¨®n la responsable del proyecto cuando dice que ¡°ni la m¨¢s apasionada defensa de la izquierda puede hacernos perder nuestra dimensi¨®n humana, nuestra empat¨ªa por el otro¡±. Es un sentimiento que hace falta cultivar. Y este libro sirve para quienes acepten mirar de cerca un proyecto que, con los a?os, se ha ido llenando de escombros.
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