50 a?os
Los universitarios venezolanos no entienden que j¨®venes de su edad justifiquen la ausencia de libertad, la violencia y el descr¨¦dito de los derechos b¨¢sicos
Hace 50 a?os se produjo un momento de confusi¨®n dram¨¢tica en gran parte de la izquierda europea. Quienes mejor lo percibieron fueron los j¨®venes e intelectuales que lograban evadirse de pa¨ªses bajo la disciplina sovi¨¦tica, algunos reci¨¦n invadidos por la potencia disuasoria de los tanques. Al llegar a los para¨ªsos so?ados en Europa, Par¨ªs por ejemplo, estos expatriados checos o polacos se topaban con que los chicos universitarios de su edad en los pa¨ªses libres estaban fascinados por las mismas dictaduras de las que ellos hu¨ªan convencidos de que eran la soluci¨®n a las carencias de sus democracias insatisfactorias. Esa No Satisfaction les llevar¨ªa, una vez reconocidos los cr¨ªmenes y las persecuciones del totalitarismo que admiraban, a dar una gran zancada ideol¨®gica hacia adelante y consagrar a Mao como el timonel de su revuelta casera. Pocas veces un error de percepci¨®n fue tan grotesco como para permitir que murieran miles de personas por no romper el dogma que sosten¨ªa unos p¨®steres molones.
Al mismo tiempo, y aprovechando la vacuidad m¨¢s que el vac¨ªo, Estados Unidos entreg¨® su armamento democr¨¢tico a las peores dictaduras militares latinoamericanas y declararon guerras que terminaron por reducir las opciones morales a una tan diminuta expresi¨®n que a¨²n estamos pagando, d¨¦cadas despu¨¦s, el da?o. No puede explicarse de otra manera que todav¨ªa hoy haya quien pretende asomarse a la crisis institucional en Venezuela con recetas manufacturadas en otros tiempos. Muy torpe tiene que ser la izquierda europea que adopta modelos basados en el caudillaje y la soez dial¨¦ctica cuartelero-m¨ªstica. Otro ha de ser el remedio para enfrentarse al perverso mecanismo contable elaborado en las m¨¢s c¨ªnicas escuelas de negocios y corrupciones.
Los estudiantes universitarios venezolanos no pueden entender que j¨®venes de su edad justifiquen en lugares distantes y pl¨¢cidos la ausencia de libertad, la violencia y el descr¨¦dito de los derechos b¨¢sicos para conservar intocable la solidez de sus ideas gaseosas. Tambi¨¦n los m¨¢s maduros conocieron el fraude democr¨¢tico, la pobreza extrema y el cinismo que impuso la receta neoliberal para un continente tan desigual y fr¨¢gil. Si algo ense?a esta distancia de 50 a?os es que resulta f¨¢cil equivocarte con las vidas ajenas. Y que salvar a los n¨¢ufragos en la tormenta es un deber muy anterior al de salir a vocear que tenemos la raz¨®n.
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