El paraguas ideol¨®gico de la yihad
Desde 2016, el radicalismo global no encuentra ya su cauce en el viaje a Oriente Pr¨®ximo para construir el califato, sino que se ha visto obligado a operar localmente. Los potenciales combatientes han debido contentarse con la condici¨®n de terroristas
Para entender realmente la amenaza que representa el terrorismo yihadista para nuestros pa¨ªses, se hace necesaria una perspectiva de gran angular. Los acontecimientos de Barcelona, aunque no est¨¦n directamente relacionados con los de Uagadug¨² en Burkina Faso, forman parte de una nueva estrategia de terror, nueva en cuanto globalizada. Es parad¨®jico que a nadie se le haya ocurrido antes, pues en el fondo lo que estamos viviendo es una pel¨ªcula de terror que comenz¨® el 11 de septiembre de 2001, cuando Al Qaeda lanz¨® el m¨¢s espectacular ataque terrorista transnacional. Que fue tambi¨¦n el ¨²ltimo.
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Desde entonces, el elemento globalizador del terrorismo ¡ªfinanciaci¨®n en un pa¨ªs, organizaci¨®n del ataque en otro y ejecuci¨®n en un tercero¡ª ha derivado hacia lo ideol¨®gico. El dinero ya no se desplaza de un pa¨ªs a otro, no hay ya grandes financiadores, no existe una direcci¨®n centralizada, una especie de gran anciano del terror yihadista que maneja el dinero y los terroristas en un tablero mundial. Lo que s¨ª existe es un paraguas ideol¨®gico con vetas nacionalistas, antiimperialistas, un paraguas donde la lucha armada contra los ¡°infieles¡± es la herramienta para redimir siglos de alienaci¨®n.
Si el elemento ideol¨®gico se ha vuelto predominante se debe tambi¨¦n a que, desde el 11 de septiembre, el costo unitario de los atentados terroristas ha ca¨ªdo vertiginosamente. No hacen falta ya inversores, basta con unos pocos miles de euros para provocar una masacre. Nuevos m¨¦todos de financiaci¨®n a nivel local han tomado el relevo, algunos realmente ingeniosos. El atentado de Burkina Faso, donde murieron 18 personas, es el segundo de su estilo. Un comando armado abre fuego en un lugar p¨²blico, un restaurante, con el objetivo de cosechar tantas v¨ªctimas como sea posible.
En ambos casos, se quiso castigar a la burgues¨ªa empresarial africana, la que cuenta en definitiva para el proceso de modernizaci¨®n aut¨®ctono del continente africano. Lo ingenioso radica en la forma en que estos ataques son financiados por Al?Qaeda en el Magreb Isl¨¢mico (AQMI), es decir, con el dinero del rescate de los rehenes occidentales, dinero nuestro, por supuesto. Millones y millones de euros entregados a los secuestradores por nuestros Gobiernos. ?La prueba? Ambos atentados tuvieron lugar pocos meses despu¨¦s de la liberaci¨®n de rehenes europeos en el vecino Mal¨ª, donde AQMI tiene sus cuarteles generales del negocio de los secuestros.
Nuevos m¨¦todos de financiaci¨®n a nivel local han tomado el relevo, algunos muy ingeniosos
Tambi¨¦n los ataques de Barcelona dan muestra de la ingeniosidad del terrorismo yihadista. Aunque el ataque haya sido definido como el s¨¦ptimo desde el comienzo del a?o que utiliza una furgoneta para atropellar a la multitud, en realidad no era esta la modalidad escogida inicialmente. Parece ser que el plan original era otro: llenar las furgonetas de bombonas de gas y hacerlas estallar entre la multitud o destruir la Sagrada Familia. Pero durante la noche del mi¨¦rcoles, algo sali¨® mal en la casa de Alcanar y se puso en marcha el plan B.
Es probable que los atacantes africanos no tengan relaci¨®n alguna con los espa?oles, pero ambos hacen gala de la misma capacidad de adaptaci¨®n financiera ¡ªlos controles y las restricciones bancarios introducidos tras el 11 de septiembre no han dado grandes resultados¡ª y log¨ªstica. Por si no fuera suficiente, matan por las mismas razones: recrear fuera de Oriente Pr¨®ximo el caos y la anarqu¨ªa de la guerra. Se trata de una nueva generaci¨®n de terroristas que podr¨ªamos definir como autosuficientes, pues cada grupo est¨¢ compartimentado desde todos los puntos de vista, hasta el extremo de que usar la palabra ¡°c¨¦lulas¡± resulta incorrecto. Sin embargo, cada grupo obra, se mueve, interact¨²a bajo un paraguas ideol¨®gico bien definido, tejido por la h¨¢bil ret¨®rica yihadista y empaquetado para el consumo masivo por el marketing del Estado Isl¨¢mico.
Desde 2016 el radicalismo global no encuentra ya su cauce en el viaje a Oriente Pr¨®ximo para construir el califato, sino que se ha visto obligado a operar localmente. Los potenciales combatientes yihadistas, los guerreros de Al¨¢, han tenido que contentarse con la condici¨®n de terroristas, un estatus social m¨¢s bajo respecto al ¡°caballero del califato¡±. No cabe duda de que todos ellos hubieran preferido luchar contra los infieles en su tierra santa y morir en batalla, m¨¢s que en las aceras de Barcelona o en los restaurantes de Uagadug¨². Primero fuimos nosotros los que bloqueamos estos viajes, despu¨¦s fue Al Bagdadi, el califa del Estado Isl¨¢mico. ¡°Quedaos donde est¨¢is y haced todo lo que pod¨¢is, matad a tantos infieles como sea posible¡±, as¨ª exhortaba a sus seguidores extranjeros. Es mejor provocar una masacre en Niza que saltar por los aires en Mosul antes de capitular.
Occidente lucha contra un fen¨®meno nuevo y din¨¢mico utilizando armas y estrategias arcaicas. ?Seguimos detenidos en el 11 de septiembre de 2001! No solo no conocemos al enemigo, no queremos cambiar nuestras t¨¢cticas de guerra. Ellos, en cambio, est¨¢n a a?os luz por delante de nosotros. Basta una simple constataci¨®n para demostrarlo. La red yihadista de los terroristas de Barcelona ten¨ªa ramificaciones internacionales, el grupo interactuaba con otros yihadistas en B¨¦lgica, Suiza y Europa central. Sus puntos de apoyo estaban en el extranjero, al contrario del antiguo modelo de terrorismo europeo, cuando el n¨²cleo central y el de acci¨®n estaban situados dentro de las fronteras nacionales.
Occidente lucha contra un fen¨®meno din¨¢mico y nuevo utilizando armas y estrategias arcaicas
Est¨¢ claro, pues, por qu¨¦ la aplicaci¨®n del modelo tradicional antiterrorista, que se limita a las fronteras nacionales, no funciona: porque la naturaleza del terrorismo ha cambiado. Sobre esto a nadie le cabe ya la menor duda. Pero el problema estriba en c¨®mo reformar nuestras armas. Y aqu¨ª volvemos al dilema de siempre: la pol¨ªtica sigue estando perfectamente contenida dentro de las fronteras nacionales mientras que la delincuencia, el terrorismo, las finanzas, pero sobre todo la ideolog¨ªa del terror yihadista est¨¢n totalmente globalizados. Sabemos que el dinero de los rescates financia el AQMI y con ese dinero se financiar¨¢n ataques donde morir¨¢n decenas y decenas de inocentes, pero ninguna instituci¨®n u ¨®rgano supranacional puede impedir que los Gobiernos europeos los paguen u obligarlos a admitir que lo han hecho. Adem¨¢s, ning¨²n Gobierno occidental est¨¢ dispuesto a delegar un aspecto tan importante de la seguridad nacional y del orden p¨²blico, a saber, la lucha contra el terrorismo, en un ¨®rgano transnacional, superpuesto a los nacionales, un ¨®rgano ad hoc que est¨¦ en condiciones no solo de tener una amplia visi¨®n, de gran angular, de un fen¨®meno como el terrorista yihadista, sino de actuar en tiempo real; que tenga, en definitiva, la autoridad para hacerlo.
Por lo tanto, en ausencia de una modernizaci¨®n institucional y cultural de la lucha contra el terrorismo hay que prepararse para un futuro dist¨®pico donde la muerte accidental en una avenida, en los caf¨¦s, en las playas, donde quiera que uno tenga la desgracia de hallarse, pasar¨¢ a formar parte de la vida cotidiana.
Loretta Napoleoni es economista y autora de El f¨¦nix islamista (Paid¨®s).
Traducci¨®n de Carlos Gumpert.
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