Integraci¨®n y terrorismo
Los yihadistas no atentan por no estar integrados sino, como los etarras, por una causa
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Desde el 11-S de 2001, las sociedades occidentales han dirigido su atenci¨®n hacia la inmigraci¨®n musulmana de primera y siguientes generaciones y la (in)seguridad ha pasado a ser un elemento clave en el dise?o de las pol¨ªticas migratorias. La frecuencia de los ataques terroristas islamistas en Europa se ha multiplicado: s¨®lo en los ¨²ltimos tres a?os, desde 2014, se han producido 28 ataques en la UE, incluyendo los dos ¨²ltimos en Catalu?a, muchos de ellos protagonizados por individuos que se hab¨ªan criado y educado en suelo europeo. Ante la pregunta del porqu¨¦ y el deseo de encontrar una respuesta ¨²til que sirva para atajar las causas de esta amenaza, el foco se ha puesto en la llamada integraci¨®n. ?Es una d¨¦bil integraci¨®n la causa de esta violencia?
En Europa, la inmigraci¨®n musulmana constituye alrededor de la mitad del conjunto de la recibida desde otras ¨¢reas geogr¨¢ficas, con un n¨²mero de personas que se estima en torno a los 15 millones. Proviene sobre todo de Turqu¨ªa, Marruecos, Argelia y Pakist¨¢n y los estudios sociodemogr¨¢ficos muestran sistem¨¢ticamente que presenta mayores dificultades que otros grupos para lograr una integraci¨®n exitosa en t¨¦rminos de nivel educativo, nivel de renta, ocupaci¨®n o integraci¨®n social medida a trav¨¦s de un dato objetivo, el n¨²mero de matrimonios mixtos. Adem¨¢s, en claro contraste con otros grupos de inmigrantes, los musulmanes, sobre todo los varones, practican con mucha m¨¢s frecuencia el matrimonio con personas que viven en el pa¨ªs de origen, que no han pasado por el proceso de adaptaci¨®n a las normas, valores y costumbres del pa¨ªs de acogida, provocando as¨ª un freno y retroceso en la integraci¨®n cultural: los hijos de esas parejas se educan por madres que importan a Europa los modos y la mentalidad de su pa¨ªs de origen. La sensaci¨®n de marginaci¨®n social y de discriminaci¨®n es m¨¢s habitual entre la inmigraci¨®n musulmana que entre las dem¨¢s, y la estigmatizaci¨®n de todo el grupo provocada por el terrorismo refuerza esa sensaci¨®n.
Muchos de los protagonistas de los ataques en Europa en estos a?os habr¨ªan pasado el filtro de la integraci¨®n
Sin embargo, de estas realidades que las estad¨ªsticas o las encuestas confirman no puede deducirse una f¨®rmula m¨¢gica de actuaci¨®n pol¨ªtica: no hay una relaci¨®n directa entre la integraci¨®n estructural (trabajo, ingresos, vivienda, estatus legal) y la propensi¨®n al crimen terrorista. Muchos de los protagonistas de los ataques que ha vivido Europa en estos a?os eran individuos que habr¨ªan pasado el filtro de la integraci¨®n econ¨®mica. Respecto a la integraci¨®n cultural, que supone una identificaci¨®n con la sociedad de acogida, es cierto que es relativamente baja entre la inmigraci¨®n musulmana, pero tambi¨¦n lo es entre la china, por ejemplo, y eso no causa terrorismo. Por otra parte, esa integraci¨®n cultural se debilita en todo el mundo en la medida en que la globalizaci¨®n cultural roe y difumina las identidades nacionales de todos los pa¨ªses, y los medios de comunicaci¨®n actuales, sobre todo Internet, permiten a los inmigrantes vivir f¨ªsicamente en un pa¨ªs pero mentalmente en otro.
En Espa?a hemos tenido una larga experiencia de terrorismo etarra que nunca hemos intentado explicar en t¨¦rminos de integraci¨®n. ?Sacaban malas notas en la escuela los etarras, estaban en paro? Ellos ten¨ªan una causa que daba sentido a sus vidas y lo mismo ocurre con los islamistas violentos en Europa. Una violencia que se justifica en nombre de lo que ocurre en Oriente Pr¨®ximo se explica mejor por esa necesidad de trascender que por el paro o la pobreza. Debemos reconocer que nuestras no tan mod¨¦licas sociedades occidentales son muy deficitarias en ese aspecto, por lo que vemos a j¨®venes inquietos apunt¨¢ndose a las causas m¨¢s peregrinas.
La lucha contra el terrorismo yihadista europeo exige actuar en todos los frentes: la escuela para mejorar los resultados educativos de los inmigrantes ¨¢rabes o turcos, la atenci¨®n para la b¨²squeda de empleo (?el paro entre los marroqu¨ªes en Espa?a lleg¨® al 50% en los peores a?os de la crisis!), los planes de prevenci¨®n de la radicalizaci¨®n que varios pa¨ªses europeos han puesto en marcha (a¨²n tentativos, en sus inicios), hasta la mejor coordinaci¨®n de los diferentes cuerpos policiales, mayor vigilancia y control sobre lo que se predica en las mezquitas y en Internet, giros en la relaci¨®n con algunos pa¨ªses ¨¢rabes¡ Todo esto es necesario y urgente pero la suma de todo ello no ser¨¢ suficiente. Al final, tendremos que aceptar que el terrorismo islamista es otro de los peajes que pagamos por vivir en sociedades abiertas y globalizadas.
Carmen Gonz¨¢lez Enr¨ªquez es catedr¨¢tica de Ciencia Pol¨ªtica en la UNED e investigadora del Real Instituto Elcano.
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