Cu¨¢l es el Estado enemigo
La presidenta del Parlament y los suyos se acordaron solo de los cuerpos policiales catalanes a la hora de premiar
En la primera semana tras el 17-A la t¨®nica dominante fue la respuesta unitaria. Todos sab¨ªan que quienes la cuarteasen pagar¨ªan un alto precio por violar un mandato popular no escrito: unidad pol¨ªtica, coordinaci¨®n de fuerzas, complicidad institucional.
Ese mandato, ese s¨ª, actu¨® con autoridad sin igual: junt¨® rivales, suaviz¨® tensiones. Pero no disimul¨® alg¨²n rictus artificial.
El mundo indepe se pleg¨® en general a esa t¨®nica. El president Carles Puigdemont solo cometi¨® un desliz calificando de ¡°miserables¡± algunos comentarios sobre la necesidad de replantear el calendario independentista tras los atentados: como si alguien hubiese identificado terrorismo y secesionismo.
Pero la t¨®nica de algunos de los suyos no fue la dominante, sino la disonante, abusando del unitarismo antiterrorista en clave sectaria. Unas palabras de su consejero de Interior, Joaquim Forn, pasar¨¢n a los anales de la abyecci¨®n, pues separ¨® hasta a los muertos: ¡°Dos personas catalanas y dos personas de nacionalidad espa?ola¡±. Y la de Gobernaci¨®n, Meritxell Borr¨¤s, se ufan¨® de haber respondido ¡ªsu instituci¨®n en solitario¡ª ¡°como un Estado¡±.
Luego la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, y los suyos se acordaron solo de los cuerpos policiales catalanes a la hora de premiar. Todos juntos ante el peligro, pero separados por los laureles. Y la ANC pidi¨® en ingl¨¦s evitar condolencias con la bandera espa?ola y recomendando la exclusividad de la estrellada.
Luego vino la ruptura de la unidad por el propio Puigdemont vertiendo el viernes cr¨ªticas al Gobierno en el Financial Times, cuando algunas v¨ªctimas a¨²n braceaban contra la muerte.
Y los pitidos de la manifa, minoritarios pero sonoros, de quienes piensan (un decir) que el Estado enemigo es el espa?ol (del que hay, pues, que separarse). ?Ese Estado cuya c¨²pula estaba en la calle barcelonesa en reiterada solidaridad con la causa de paz de los catalanes! No. El Estado enemigo es el Estado Isl¨¢mico. ¡°Los enemigos son los terroristas¡±, certificaba ayer Puigdemont en La Vanguardia. ?Alguien le desmentir¨¢ esa excelente frase para calentar el 1-0? Si el apoyo de los pol¨ªticos espa?oles (exceptuando un regidor) y la unidad sobre el terreno de las distintas polic¨ªas no son lo propio de un Estado amigo, ?qu¨¦ son?
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