Adi¨®s, Ragnar

Es triste decir adi¨®s definitivamente a alguien, sobre todo si lo lanzan a un pozo de serpientes.

Me acusar¨¢n de revientafinales, pero en realidad comentar que Ragnar ha muerto en la? cuarta temporada de la serie Vikingos es como destripar que a Anna Bolena la decapitan en Los Tudor o que los alemanes pierden en las Ardenas en Hermanos de Sangre. Era de caj¨®n que Ragnar iba a palmarla y que, visto el curioso rigor con que se toma su material escandinavo el guionista de la serie, Michael Hirst, lo har¨ªa de manera can¨®nica. Es decir: arrojado a un pozo con serpientes. Me parece o¨ªr los gritos de ¡°?spoiler, spoiler!¡±, similares a los de ¡°?lapidaci¨®n, lapidaci¨®n!¡± de La vida de Brian (por cierto, lo crucifican). Pero es que no solo sab¨ªamos que eso le suceder¨ªa al personaje por la Saga de Ragnar Calzas Peludas ¨Ces lo que significa su sobrenombre, Lotbrok- , cuya primera versi¨®n data de 1250 (o sea que ha habido tiempo para leerla), sino que la misma historia era la base del filme Los vikingos de Richard Fleischer (1958), en la que Ragnar (a la saz¨®n un Ernest Borgnine mucho menos sexy que Travis Fimmel) tambi¨¦n muere en un pozo al que es lanzado por el rey Aella, aunque en el filme est¨¢ repleto de perros.

Las serpientes de la serie, muy esperadas, han resultado un poco decepcionantes: eran la mayor¨ªa pitones y boas, las primeras asi¨¢ticas y africanas, y las segundas americanas (?una sutil alusi¨®n a que Am¨¦rica la descubrieron los vikingos?), que dif¨ªcilmente se podr¨ªan haber reunido en la Northumbria del siglo IX. Tendr¨ªan que haber sido v¨ªboras (Vipera berus), sobre todo porque las im¨¢genes dejan claro que Ragnar muere por mordeduras ponzo?osas y no por constricci¨®n.

En fin, tras cuatro a?os nos deja Ragnar. Presenci¨¦ su final con l¨¢grimas en los ojos y asido a mi espada vikinga. No dir¨¦ yo que fu¨¦ramos grandes amigos (sobre todo despu¨¦s de c¨®mo trat¨® a Floki), pero me deja un extra?o vac¨ªo. Aunque las valkirias se lo hayan llevado a casa de Od¨ªn, algo se muere en el alma cuando un vikingo se marcha.