Macron mueve ficha

La reforma laboral es la medida estrella, la m¨¢s emblem¨¢tica y tambi¨¦n la m¨¢s dif¨ªcil de esta primera parte del mandato de Emmanuel Macron. Las l¨ªneas generales ahora conocidas de esta iniciativa se basan en el abaratamiento del despido y una pr¨¢ctica anulaci¨®n de la intervenci¨®n de los sindicatos en las negociaciones colectivas de las pymes, que dan trabajo a m¨¢s de la mitad de los asalariados franceses. El cambio no es una revoluci¨®n con respecto a la pol¨¦mica reforma aprobada el a?o pasado, pero s¨ª una profunda transformaci¨®n que pretende fomentar el empleo aportando mayores garant¨ªas al empresario y, en consecuencia, reducir el paro estructural que sufre el pa¨ªs.

Los techos que su predecesor Fran?ois Hollande se limit¨® a establecer como referencia ser¨¢n con Macron topes obligatorios de indemnizaci¨®n por despido improcedente, fijado a partir de ahora en 20 mensualidades. Particularmente pragm¨¢tica para la econom¨ªa francesa resulta la medida que facilita los despidos colectivos a empresas que sufran una mala coyuntura econ¨®mica en el pa¨ªs aunque sus filiales fuera atraviesen tiempos de bonanza. De esta manera se intenta atraer la inversi¨®n extranjera a un pa¨ªs cuyos costes laborales disuaden en ocasiones de intentar hacer negocios a firmas extranjeras.

Las primeras reacciones a la presentaci¨®n a¨²n informal de esta reforma no auguran excesivas protestas. Solo uno de los tres grandes sindicatos ¡ªla CGT, que en primavera pasada dej¨® de ser la central m¨¢s importante del sector privado¡ª ha protestado abiertamente y anuncia movilizaciones contra ella. Y en la oposici¨®n La Francia Insumisa, la izquierda alternativa de Jean-Luc M¨¦lenchon, es la ¨²nica que rechaza frontalmente el proyecto. Las patronales, por su parte, lo han acogido bien.

A pesar de todo, la agitaci¨®n callejera y los paros en el sector p¨²blico pueden ser importantes, pero el verdadero baremo del ¨¦xito de esta reforma ser¨¢ su capacidad de flexibilizar uno de los mercados laborales m¨¢s r¨ªgidos (y caros) de Europa y de generar empleo. La tasa de paro es del 9,5% de la poblaci¨®n activa, pero el subsidio de desempleo es el m¨¢s generoso de Europa (hasta 6.200 euros al mes, que es el tope m¨¢ximo, durante un m¨¢ximo de tres a?os puede cobrar un desempleado de alto salario), lo que eleva enormemente la factura para las deficitarias arcas del Estado. Macron ha prometido tambi¨¦n cambiarlo en sus pr¨®ximas reformas.

Francia parece dispuesta a renunciar en parte a sus altos est¨¢ndares sociales. As¨ª lo indica la contundente victoria electoral de Emmanuel Macron a pesar de su promesa en campa?a electoral de transformar el mercado laboral. Tanto esta reforma como la acometida el a?o pasado por Hollande se inspira en parte en la espa?ola. Desde Par¨ªs se ve con buenos ojos la recuperaci¨®n del empleo que, a medio plazo, ha generado el cambio legislativo de Mariano Rajoy, que ha venido acompa?ado, sin embargo, de una mayor precariedad laboral.

Tras una campa?a exitosa y una corriente de simpat¨ªa dentro y fuera del pa¨ªs, Macron mueve ficha en un asunto dif¨ªcil y extremadamente sensible para la opini¨®n p¨²blica gala. La pol¨ªtica real se impone y su nivel de popularidad ya ha empezado a bajar, como no pod¨ªa ser de otra manera.