?El fin de la obsolescencia programada?

La c¨¦lebre ecuaci¨®n ¡°comprar, tirar, comprar¡±, que define la sociedad de consumo en su vertiente m¨¢s salvaje, puede tener los d¨ªas contados si prosperan los planes del Parlamento Europeo para que los aparatos averiados sean f¨¢cilmente reparados. Acabar con la obsolescencia programada, esa pr¨¢ctica seg¨²n la cual la vida ¨²til de los electrodom¨¦sticos y aparatos electr¨®nicos estar¨ªa previamente determinada por el fabricante, es posible si hay voluntad pol¨ªtica. Para evitar la muerte s¨²bita de la lavadora, el repentino fundido a negro de un televisor o el ralent¨ª de una impresora sin un motivo aparente, los fabricantes tienen que ponerse manos a la obra.

Aumentar el reciclado y la reparaci¨®n forma parte del plan de la UE sobre econom¨ªa circular. Seg¨²n las recomendaciones de la Euroc¨¢mara, las grandes marcas de la electr¨®nica y la inform¨¢tica deber¨ªan permitir extraer las piezas (una bater¨ªa, por ejemplo) de los dispositivos para poder reemplazarlas por otras nuevas sin dificultades. Adem¨¢s, los usuarios deber¨ªan tener la posibilidad de acudir a cualquier tienda de reparaci¨®n para ampliar la vida de sus tel¨¦fonos m¨®viles, ordenadores, tabletas, planchas o secadores de pelo sin verse obligados a ir al servicio oficial del fabricante. ¡°Tenemos que recuperar la capacidad de reparar los productos. Asegurarnos de que las bater¨ªas no est¨¦n pegadas al tel¨¦fono, sino atornilladas, de forma que puedan cambiarse en lugar de tener que tirar el m¨®vil si la bater¨ªa falla¡±, ha proclamado el eurodiputado del grupo de los Verdes Pascal Durand, que ha abanderado esta iniciativa.

En tal empe?o, el Parlamento insta a la Comisi¨®n, a los Estados miembros y a la industria a crear una etiqueta espec¨ªfica para productos f¨¢ciles de reparar y a ampliar la garant¨ªa en caso de aquellos otros en los que los fallos se suceden con demasiada frecuencia. Las encuestas de la UE se?alan que tres de cada cuatro consumidores preferir¨ªa intentar reparar un producto averiado antes que comprar uno nuevo. Pero la realidad es que casi siempre resulta m¨¢s barata la segunda opci¨®n que la primera.

Tener a su alcance productos susceptibles de ser apa?ados ser¨¢ una buena noticia para ese tipo de consumidores no obsesionados por tener el ¨²ltimo modelo de m¨®vil o la c¨¢mara de fotos m¨¢s moderna del mercado. Tambi¨¦n ganar¨¢n las empresas, a las que se aplicar¨¢n beneficios fiscales si sus objetos son susceptibles de pasar por el taller de reparaci¨®n.

Pero todo en su justa medida. En sectores en los que la tecnolog¨ªa avanza a gran velocidad (ordenadores, m¨®viles, televisores) la sustituci¨®n r¨¢pida puede ser beneficiosa. Fabricar productos que alcancen vida casi eterna puede no ser lo m¨¢s rentable desde un punto vista ecol¨®gico. El frigor¨ªfico de hace 20 era menos eficiente que los actuales, y los coches del siglo pasado consum¨ªan mucho m¨¢s combustible que los modernos utilitarios. Aunque todav¨ªa sobrevivan reliquias como la bombilla que luce en el parque de bomberos de Livermore-Pleasanton (California) desde hace m¨¢s de un siglo, la industria y el consumo siguen su camino.