La sagrada familia
Vivimos en la era en la que lo que no cre¨ªmos posible est¨¢ sucediendo
La Sagrada Familia no es solo uno de los templos religiosos m¨¢s significativos de Barcelona, sino que simboliza, gracias a Gaud¨ª, la forma en la que ha ido evolucionando Catalu?a y c¨®mo fue incorporando las corrientes del modernismo de finales del siglo XIX y principios del XX. Los terroristas de la Rambla pretend¨ªan estallar la Sagrada Familia y hacerlo en un momento en el que pudieran conseguir un hist¨®rico n¨²mero de v¨ªctimas.
Ahora solo un milagro puede desbloquear la situaci¨®n que se vive en Espa?a. Porque la sagrada familia, la de las leyes y la voluntad pol¨ªtica, ha sido puesta en peligro y atraviesa la coyuntura m¨¢s dif¨ªcil de la democracia espa?ola.
Es asombroso descubrir el hilo de los hechos y saber, por las averiguaciones judiciales y las declaraciones de los polic¨ªas, que el atentado de la Rambla pudo haberse prevenido con una mejor coordinaci¨®n en las labores de investigaci¨®n.
Hubo varias se?ales que se ignoraron y que dieron lugar a que los polic¨ªas catalanes, los Mossos d¡¯Esquadra, consideraran que la casa abandonada de Alcanar, que hab¨ªa explotado el 16 de agosto, era un laboratorio de drogas. Porque al parecer ni el interrogatorio que se le hizo al sospechoso que qued¨® herido, ni las m¨¢s de cien bombonas de gas butano que encontraron les llamaron la atenci¨®n, ni les dieron la pista de que todo eso podr¨ªa ser el entreacto de un atentado terrorista.
Hay un tiempo para la pol¨ªtica y un tiempo para la ley, pero el primero parece a punto de acabarse. Hace muchos a?os que la incapacidad del Gobierno espa?ol y la l¨ªnea cada vez m¨¢s radical seguida por los distintos ejecutivos catalanes descartaron la pol¨ªtica e iniciaron un juego en el que se esperaba que la amenaza latente de la ilegalidad fuera suficiente para evitar males mayores. Sin embargo, eso no sucedi¨® y ahora se agudiza el c¨ªrculo de las complicidades y las responsabilidades asociadas. La ¨²nica manera de recuperar el tiempo de la pol¨ªtica ser¨ªa que el Gobierno de Espa?a y la Generalitat pactaran la celebraci¨®n de un refer¨¦ndum, algo que no solo ser¨ªa lo m¨¢s inobjetable desde el punto de vista democr¨¢tico, sino que seguramente es lo ¨²nico que podr¨ªa descabezar el sue?o nacionalista.
Como en otras ocasiones, insisto en que, en democracia, ninguna ley puede estar por encima de la voluntad popular. Aunque tambi¨¦n considero que la forma es tan importante como el fondo y las leyes se pueden cambiar, pero lo que no se puede hacer es ignorar, vulnerar o desafiarlas para despu¨¦s querer cambiarlas. Las leyes se cumplen y la pol¨ªtica establece el cambio de las mismas.
Vivimos en la era en la que todo aquello que no cre¨ªmos posible est¨¢ sucediendo. No era posible el Brexit y sucedi¨®. No era posible que Trump llegara a la presidencia de EE UU y lleg¨®. No era posible que en la Uni¨®n Europea y con la Constituci¨®n espa?ola existiera un movimiento de independencia y existe.
El problema es que, a partir de aqu¨ª, no basta con cruzar recursos legales, sobre todo cuando la realidad ya ha se?alado a muchos culpables. Ahora la posici¨®n del Gobierno catal¨¢n es la de una sedici¨®n continuada. Y la Constituci¨®n espa?ola y el ordenamiento jur¨ªdico prev¨¦n para eso actuaciones muy claras. No es un problema de voluntad pol¨ªtica, lo que sucede es que el fiscal general del Estado, el ministro de Justicia y el presidente del Gobierno ya no tienen salida.
Ahora la pregunta no es si, ampar¨¢ndose en el art¨ªculo 545 del C¨®digo Penal, se ordenar¨¢ la detenci¨®n del presidente de la Generalitat, sino que cuando ocurra habr¨¢ que preguntarse por qu¨¦ raz¨®n el fiscal general esper¨® hasta que ya no hubiera margen para una soluci¨®n pol¨ªtica milagrosa.
Hemos llegado a un momento en el que las grandes preguntas tienen respuestas sencillas. Por ejemplo, en el intercambio de informaci¨®n entre la polic¨ªa espa?ola y la catalana se cuestiona si la polic¨ªa belga realmente avis¨® que el im¨¢n de Ripoll pod¨ªa estar preparando una c¨¦lula yihadista. Y aunque los Mossos D¡¯Esquadra admitieron haber recibido esa comunicaci¨®n, solo respondieron que no ten¨ªan antecedentes. Pero lo que no dicen es si eso lo consultaron o no con otros ¨®rganos de la polic¨ªa espa?ola.
Hace mucho tiempo que los pol¨ªticos espa?oles y catalanes no se hablan. Hace mucho tiempo que se dej¨® atr¨¢s el margen pol¨ªtico y ahora s¨®lo se espera el milagro que reunifique a la sagrada familia, un proceso en el que al parecer no es necesario hacer el uso de todo el peso de la ley.
Ahora la cuesti¨®n no es cu¨¢ndo los catalanes ejecutar¨¢n sus medidas y sus objetivos, sino que cu¨¢nta gente, a partir de ese momento, habr¨¢ incurrido en responsabilidades, no tan graves como las del Gobierno de la Generalitat, pero s¨ª tan visibles como el desaf¨ªo permanente de un delito de sedici¨®n continuada.
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