El ¡®storytelling¡¯ independentista
Puigdemont y socios han reescrito el pasado, trabajan el presente y prometen un futuro feliz
Falta menos de un mes para el 1-O. Y con la obcecaci¨®n con la que cumple un monomaniaco, el president Puigdemont sigue con una mano arrancando las hojas del calendario, mientras con la otra escribe la desconexi¨®n, el refer¨¦ndum, la Constituci¨®n catalana y el argumentario internacional que le inspiran los abrazos de oso de sus correligionarios. A sabiendas de que la parada final ser¨¢n unas elecciones auton¨®micas en las que su partido, y ¨¦l mismo, quedar¨¢n laminados. Su Catalexit le deparar¨¢ alguna curiosa p¨¢gina en la Historia como el borr¨®n que a Camer¨®n le ha escrito el Brexit. Aunque Puigdemont tendr¨¢ que compartir su gloria con Pujol padre, Pujol hijo, Mas, Junqueras y la CUP. Unos a cuenta de la corrupci¨®n, otros por haber convertido el g¨¦nero del storytelling nacido en Estados Unidos, en una sofisticada t¨¦cnica de comunicaci¨®n y control del poder en pro de la independencia, a base de persuadir con inusitado virtuosismo la venta de emociones, empaquetadas en bellas historias, para captar sentimientos. Con esta t¨¦cnica Puigdemont y socios han reescrito el pasado, trabajan el presente y prometen el futuro de una naci¨®n-estado-independiente-arcadia-feliz-rica- poderosa-¨¦tnicamente pura. Por fin libre de la Espa?a que les oprime, roba y ultraja. Con menos atentados y menos muertos llegado el caso. Y, visto lo visto, menos duelo, en el supuesto de haberlos. En su storytellinglos independentistas son gente festiva y ninguna otra realidad ha de estropearles esa ficci¨®n.
En su enga?oso relato no faltan determinaci¨®n, desparpajo y descaro. Los atentados de Las Ramblas y de Cambrils han sido un elemento m¨¢s para reforzar el victimismo en su relato. Para mezclar ¡°sus¡± muertos, con las ¡°armas que vende Espa?a, Rajoy y el Rey¡±. Este cuento, m¨¢s propio de Perrault, reconozc¨¢moslo, se les fue de las manos. La alcaldesa jugando con el protocolo como si fuera un tablero de ajedrez, moviendo al Rey, las torres, los alfiles¡ y a los peones con pancartas por la paz, con las bocas selladas contra los terroristas. Estampa floreada, ¡°?eh, noia!, no te equivoques, amarillas para el Rey y el presidente del Gobierno, el color de los amiguitos; rojas para nosotros, los indepes, que lo nuestro es pasi¨®n¡±. Storytelling tan procaz que no respet¨® ni a los muertos. Lo de los vivos no independentistas que son mayor¨ªa, ya lo sab¨ªamos: la desconexi¨®n les aplastar¨¢ ¡°s¨ª o s¨ª¡±, por decreto expr¨¦s, aunque vote una minor¨ªa.
Con todo, lo m¨¢s desgraciado es ver el apoyo que la desfachatez recibe desde el periodismo. Medios al servicio de la propaganda o la telerrealidad trivial. Activistas con pluma al servicio de la pol¨ªtica, con el fin supremo de que las noticias no sean las que son sino las que se quieran dar. Dif¨ªcil es desentra?ar en los medios p¨²blicos catalanes qu¨¦ hay de verdad entre tanta ficci¨®n. Repitiendo machaconamente la deshonesta entrevista de Puigdemont en Financial Times para reincidir en que se saltar¨¢ las leyes espa?olas e internacionales, la v¨ªspera en que se va a despedir a los muertos de un gran ataque a Occidente. No es la primera vez que un peri¨®dico americano nos hace flaco favor con una portada. The New York Times ilustr¨® nuestra crisis, desoyendo la petici¨®n en contra del rey Juan Carlos, ilustrando el titular de ¡°Espa?a retrocede al rebuscar sus hambrientos comida en las basuras¡± con un mendigo escudri?ando en un contenedor callejero. Otro grosero storytelling ¡°otra vez el sur se va al carajo¡±, que cal¨® internacionalmente.
De este g¨¦nero, moderno, me quedo con los bellos ingredientes emocionales con los que est¨¢ trabajando la m¨¢s l¨²cida publicidad o el management. Ese magistral anuncio de la Loter¨ªa de Navidad en el que Carmina, la maestra jubilada, se cree la ilusi¨®n de haber ganado el Gordo un d¨ªa antes del sorteo y todo el pueblo le sigue el despiste para mantenerle viva su ilusi¨®n Christmas Blues. El problema es, cuando el mism¨ªsimo president de la Generalitat se cree su propio storytelling, y a base de repet¨ªrselo ¨¦l mismo acaba crey¨¦ndolo y marcha por el pueblo como un flautista de Hamelin. Una D¨ªada m¨¢s. Ansiosa estoy por ver no el 1, sino el 2-O, por saber cu¨¢l ser¨¢ el storytelling de Rajoy cuando comparezca para decirles a los desorientados catalanes que ni ha habido sorteo, ni les ha tocado el Gordo. Desde luego tendr¨¢ que ser una buena historia, con ingredientes que superen al culebr¨®n vendido por los independentistas, una triste historia con tintes para reir y llorar.
Gloria Lomana es periodista, analista pol¨ªtica y premio Fedepe 2016 (Federaci¨®n de Mujeres Directivas y Ejecutivas).
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