Am¨¦rica sin rumbo
La catarsis del ¡®crack¡¯ de 2008 ha dado lugar a un nuevo referente que no se articula a trav¨¦s de las instituciones

En este ocaso de los paradigmas y las ideolog¨ªas, hay nuevas verdades que afectan a las Am¨¦ricas, a la que habla ingl¨¦s y a la que habla espa?ol y portugu¨¦s. La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca no solo ha instaurado un cambio cualitativo en la estructura pol¨ªtica moderna, sino que tambi¨¦n evidencia los efectos colaterales de la crisis econ¨®mica de 2008, como el agotamiento de las sociedades modernas, la nueva era de la comunicaci¨®n e Internet, con todo lo que significa para la percepci¨®n social y la articulaci¨®n pol¨ªtica.
La catarsis moral que supuso el crack de 2008 ha dado lugar a un nuevo referente mundial que no se articula a trav¨¦s de las instituciones, sino por la percepci¨®n social de la impunidad y el c¨¢ncer de la corrupci¨®n. En Brasil, el ¨²nico elemento contaminante de la pol¨ªtica social de los a?os de gobierno de los presidentes Lula y Dilma Rousseff es su conexi¨®n con esa apoteosis del soborno y de la corrupci¨®n institucional que es el caso Odebrecht en todo el subcontinente.
El fracaso chavista, m¨¢s la experiencia de los Kirchner en Argentina, condujeron a Am¨¦rica Latina a una crisis en la que los sistemas populistas han terminado por naufragar. Venezuela, uno de los pa¨ªses m¨¢s ricos en reservas de petr¨®leo del mundo, tambi¨¦n es un Estado ag¨®nico donde la gente se est¨¢ muriendo de hambre o de un simple resfriado por no tener acceso a medicinas. En el caso de Argentina, una vez que el populismo que signific¨® la era Kirchner dijo adi¨®s, el gran debate se gest¨® en torno a la percepci¨®n social de la batalla perdida contra la pobreza, que ahora deja al 30,3 % de los argentinos en esa condici¨®n.
En Estados Unidos, la crisis ha agudizado la disminuci¨®n de su clase media, a la que ya solo pertenece un 49,9% del total de su poblaci¨®n ¡ª120 millones de personas¡ª, mientras que en 1971 ascend¨ªa al 61%. El propio Jesucristo dijo: ¡°A los pobres siempre los tendr¨¦is entre vosotros¡± (Marcos 14.7). Pero lo que no dijo es que, despu¨¦s de tanta Escuela de Chicago, de tanto Banco Mundial, de tanto Fondo Monetario Internacional y de tanto sacrificio social en busca de la disciplina fiscal y financiera, no se conseguir¨ªa eliminar el odio social acumulado, que se ha ido convirtiendo en un partido de la pobreza en constante crecimiento, y que muestra el fracaso de los sistemas pol¨ªticos. La crisis de 2008 ha terminado por desencadenar la percepci¨®n mundial de que la corrupci¨®n es el gran enemigo del siglo XXI y la impunidad, su consecuencia m¨¢s inmediata.
Am¨¦rica no tiene rumbo. Europa, por razones pol¨ªticas, de disciplina social y, sobre todo, porque se ha convertido en el gran campo de batalla de la lucha de este siglo XXI, la lucha religiosa, tampoco lo tiene. Y, por su parte, a China le basta con no volar por los aires en sus propios n¨²meros de desajuste social y mantener su estructura pol¨ªtica, pese a la mutaci¨®n que supone su ¨¦xito econ¨®mico.
?Cu¨¢les son las fuerzas que van a configurar de aqu¨ª en adelante este curioso, violento y contradictorio siglo? En mi opini¨®n, la injusticia econ¨®mica ya no tiene su traducci¨®n en explosiones revolucionarias que toman por las armas el poder, sino que ahora se traduce en un c¨ªrculo vicioso de corrupci¨®n, impunidad y miseria que socava la autoridad moral de los gobiernos. Est¨¢ claro que, a estas alturas, no haber hecho nada frente a la hecatombe de hace casi una d¨¦cada ha tra¨ªdo estos fangos en los que el partido de la pobreza, la ausencia de rumbo, el robo generalizado, el soborno y la falta de rendici¨®n de cuentas son parte fundamental de la crisis que atravesamos.
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