Enfermos de bienestar

En el calendario de los espa?oles hay dos meses antagonistas que rigen la segunda parte del a?o. Agosto es el hijo pr¨®digo, el mes del descanso y de los suspiros porque no termine nunca. Por contra, septiembre siempre ha sido el Judas del calendario: el mes de la temida vuelta a la rutina y de afrontar que hasta diciembre no fantasearemos con las vacaciones. Y como si de un mantra generalizado se tratase, los espa?oles nos enfrentamos a esta realidad pregonando que sufrimos ¡°depresi¨®n posvacacional¡±. Me abruma la ligereza con la que utilizamos la palabra depresi¨®n. Una enfermedad tan seria se ha convertido en el comod¨ªn del p¨²blico para aludir a situaciones inc¨®modas o al malestar puntual. ¡°Estoy depre¡± ha pasado a ser un t¨¦rmino tan de andar por casa, que a veces me pregunto si no le hemos quitado hierro a una de las enfermedades m¨¢s peligrosas y dif¨ªciles de tratar que existen. Tras conocer a varias personas que la han padecido, creo que es necesario hacer ejercicio de empat¨ªa social y de reflexionar si realmente nuestras quejas est¨¢n fundadas. Puede que entonces nos demos cuenta de que en vez de ¡°depres¡± estamos ¡°enfermos de bienestar¡±.¡ª Mar¨ªa del Carmen Mart¨ªn Palacios. Madrid.