La caza del drag¨®n
Tras inspirar al director de King Kong, los dragones de Komodo siguen sorprendi¨¦ndonos con su arsenal para matar
Al principio del siglo pasado, los occidentales descubrimos los dragones. Era el a?o 1910 cuando el teniente holand¨¦s Jacques Karel Henri van Steyn van Hensbroek encontr¨¢ndose en Flores oy¨® un rumor; los lugare?os afirmaban que en una isla cercana, llamada Komodo, habitaba en tierra firme una especie de cocodrilo. Una criatura corpulenta y musculosa f¨¢cil de confundir con los dragones mitol¨®gicos. El teniente en persona se dirigi¨® a Komodo para cerciorarse, pero no encontr¨® ni cocodrilos terrestres ni dragones voladores, sino a un lagarto. Eso s¨ª, descomunal. Van Steyn van Hensbroek envi¨® una foto y la piel de un ejemplar a Peter Ouwens -el director de un zoo ubicado en la isla de Java- que describi¨® cient¨ªficamente al animal por primera vez apod¨¢ndole como Varanus komodoensis. El drag¨®n de Komodo es el lagarto m¨¢s grande del mundo alcanzando los tres metros de largo y a los 70 kilogramos de peso.
El hallazgo del monstruo no pas¨® desapercibido y el Museo Americano de Historia Natural realiz¨® una expedici¨®n con el famoso explorador W. Douglas Burden para adquirir varios ejemplares. Dos de ellos, fueron llevados al Zoo del Bronx para su exhibici¨®n. Las bestias llamaron la atenci¨®n tanto del p¨²blico como de la prensa. Desgraciadamente, el show dur¨® apenas dos meses. Merian C. Cooper, el director de King Kong, sigui¨® las noticias de cerca y se inspir¨® en esta triste historia para el desenlace de su pel¨ªcula: ¡°Cuando me dijiste que los dos dragones de Komodo que trajiste al zool¨®gico del Bronx, donde atrajeron grandes multitudes, fueron finalmente asesinados por la civilizaci¨®n, inmediatamente pens¨¦ en hacer lo mismo con mi Gorila Gigante" escribi¨® a Burden. En la gran pantalla, Kong ca¨ªa del Empire State Building abatido por los aviones. En la vida real, los dragones tambi¨¦n murieron en Nueva York alejados de su caluroso h¨¢bitat. Curiosamente, en su d¨ªa, un periodista del New York Times ya se percat¨® que hasta su alimentaci¨®n era inapropiada: "En su deseo de complacer a los notables lacertilios, sus anfitriones cometieron el error de servirles pollo cortado en peque?as porciones."
A los dragones de Komodo les gusta llenarse la boca de carne, sangre y v¨ªsceras sin las finuras propias de la 'nouvelle cuisine'
A los dragones de Komodo les gusta llenarse la boca de carne, sangre y v¨ªsceras sin las finuras propias de la nouvelle cuisine. El men¨² incluye todo tipo de animales; desde otros reptiles, aves o peque?os roedores hasta cerdos, ciervos o b¨²falos de agua. Desgarran a las presas en grandes pedazos y, en algunos casos, se las comen de un solo bocado. Tampoco son exigentes con la fecha de caducidad y mayormente comen desechos y carro?a. Cazar implica un esfuerzo mayor y - como lagartos que son - prefieren yacer bajo el sol t¨®rrido sin hacer nada. A pesar de ello, cuando cazan, atacan vigorosamente combinando su poderoso arsenal de afiladas garras, dientes serrados e incluso veneno. Si el mordisco no es letal, el veneno remata el trabajo. Los cient¨ªficos han descubierto que act¨²a como anticoagulante e hipotensor: refuerza la p¨¦rdida de sangre y luego tambi¨¦n intensifica la ca¨ªda de la presi¨®n arterial que, en ¨²ltima instancia, causa un shock o deja inconsciente a la v¨ªctima. No obstante, su efecto depende del tama?o de la presa.
Los corpulentos b¨²falos escapan de la ofensiva inicial del drag¨®n de Komodo. Sin embargo, con mordeduras profundas en las patas, las heridas se infectan gravemente causando la muerte del b¨®vido. D¨¦cadas atr¨¢s, los investigadores sugirieron que la saliva del drag¨®n de Komodo -con altas cantidades y variedades de bacterias- contribuye a la reducci¨®n de las presas. Por contra, estudios recientes apuntan que sus bacterias son similares a las presentes en las fauces de muchos carn¨ªvoros y que la infecci¨®n se debe al mero hecho de que beben en charcas calientes repletas de heces donde remojan las patas ensangrentadas. Desde un punto de vista evolutivo, los cient¨ªficos argumentan que las infecciones act¨²an demasiado lentas para estar bajo una presi¨®n selectiva. Tampoco hay beneficio aparente para el Komodo que inici¨® el ataque, ya que el b¨²falo huye y este no lo persigue para com¨¦rselo. D¨ªas despu¨¦s, a otro drag¨®n se le cae la baba al encontrar un b¨²falo moribundo y, sin desperdiciar tal oportunidad, se sirve un fest¨ªn a expensas del verdadero cazador.
Oscar Cus¨® (@oscarcuso) es bi¨®logo, director y guionista de documentales de naturaleza, ciencia e historia. Ha trabajado en diferentes series y largometrajes para cadenas como la BBC, National Geographic o TVE.
Historias Naturales es una secci¨®n dedicada a las curiosidades cient¨ªficas de los seres vivos. Una serie de reportajes donde se narran las historias que rodean a la flora y la fauna, desde sus leyendas y lun¨¢ticas concepciones hasta los descubrimientos m¨¢s recientes. Un viaje del mito a la ciencia para descubrir las maravillas del mundo salvaje. El t¨ªtulo de la secci¨®n juega con el plural para convertir la Historia Natural - concepci¨®n cl¨¢sica de Biolog¨ªa - en cuentos, en relatos, en narraciones¡ en Historias Naturales.
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