Una historia con ¡®millennials¡¯
Me rodearon empuj¨¢ndose unas a otras, envolvi¨¦ndome en risas, miradas y fragancias
Hace unas semanas me top¨¦, en la calle Preciados, con cinco chicas que sal¨ªan del Stradivarius, atropelladamente, revisando el contenido de unas bolsas enormes. Al fijarse en m¨ª y reconocerme, empezaron a darse codazos y a cuchichear: "Mira gordi¡ es Joaqu¨ªn Reyes el c¨®mico¡ que fuerte gordi¡ Muy fuerte gordi¡". Yo ¡ªmuri¨¦ndome del gusto, lo reconozco¡ª permanec¨ª ajeno, mirando al horizonte, esperando ser abordado. Me rodearon, por supuesto, empuj¨¢ndose unas a otras por los nervios, envolvi¨¦ndome en una miscel¨¢nea de risas, miradas y fragancias. Detect¨¦: un perfume con olor a pachuli, acondicionadores para el pelo, cigarrillos y sobacos millennials. ?El olor del siglo XXI!, pens¨¦.
¡ª?Nos podemos hacer una foto con usted? ¡ªdijo una que llevaba un flequillo recto.
"Usted", esa palabra cay¨® como una losa.
¡ªClaro¡ ¡ªrespond¨ª¡ª. Por curiosidad, ?cu¨¢ntos a?os ten¨¦is?
¡ªDiecinueve ¡ªgritaron al un¨ªsono con sus vocecillas llenas de entusiasmo.
Hice el siguiente c¨¢lculo: cuando estrenamos La Hora Chanante llevaban babi.
Hicieron la foto y luego otra por si acaso. Se despidieron bes¨¢ndome ¡ªen total di diez besos: uno en una mejilla, tres al aire y los restantes en rizos y mechas californianas¡ª. Y entonces pas¨® algo inesperado: "Flequillo recto" se adelant¨® y d¨¢ndome un papelito me dijo: ¡°Este es mi n¨²mero de tel¨¦fono¡±.
O¨ª un gong mental y mis cejas se arquearon.
Las chicas desaparecieron y, sin sacudirme el aturdimiento del todo, me volv¨ª para ver c¨®mo se alejaban; en uno de los culos se apareci¨® la letra "E", en otro la "X", la "I", la "T" y la "O" en los restantes ¡ªcada uno en el suyo correspondiente¡ª.
Solo por curiosidad, sin ¨¢nimo de nada, ayer llam¨¦ al tel¨¦fono del papelito¡ ?Qu¨¦ cre¨¦is que pas¨®?
a) Recib¨ª una insinuaci¨®n sensual y p¨ªcara.
b) Se rieron en mi p**a cara.
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