Miradas

Supongo que han notado que nos hemos vuelto todos muy sensibles y susceptibles, y no me digan que no lo han notado porque me puedo ofender (?ven? es lo que les dec¨ªa). Pero he comprobado una cosa curiosa mirando a la gente en el metro, lo m¨¢s divertido que se puede hacer en el metro. Cuando observas a alguien hay un sexto sentido inexplicable que le hace darse cuenta. No s¨¦, sientes que alguien te mira, una inquietud s¨²bita. Pero eso no ocurre cuando una persona lleva auriculares, es como si se apagara esa funci¨®n, le puedes mirar tranquilamente que no se entera. Hay algo que se desconecta en el cerebro, una incompatibilidad de atenci¨®n. Si est¨¢ mirando el m¨®vil ni te cuento, puedes hacer el pino delante. Nuestra atenci¨®n es cada vez m¨¢s unidireccional, a un punto a la altura del ombligo concretamente.

Hay otras miradas muy de nuestra ¨¦poca. C¨®mo desv¨ªan la mirada hacia otro lado los dependientes de una tienda cuando tecleas el n¨²mero secreto de la tarjeta, como si realmente en ese momento se distrajeran. C¨®mo no te miran los camareros cuando intentas que te vean y no te quieren ver. Hay que ver lo dif¨ªcil que es irse algunas veces de los sitios. Cuentan de un tipo que qued¨® atrapado en un restaurante varios d¨ªas porque quer¨ªa pagar y no le hac¨ªan caso, como en un cuento de Cort¨¢zar. C¨®mo te mira alguien a quien solo conoc¨ªas virtualmente cuando te lo encuentras por primera vez: es como quitarse una m¨¢scara, siempre hay algo de verg¨¹enza de c¨®mo se hab¨ªa disfrazado uno. Y luego est¨¢ la mirada de Melania Trump. ?De qu¨¦ es? ?De aburrimiento, de soledad, de qu¨¦ hago yo aqu¨ª? Esta chica siempre como triste, la pobre.