El algod¨®n (antes conocido como oro blanco) fue emblema de la lucha por la emancipaci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs frente a la explotaci¨®n de la industria textil brit¨¢nica. Ahora, la falta de ayudas y la ausencia de sistemas de riego, hacen que la producci¨®n algodonera est¨¦ expuesta a las lluvias del monz¨®n.
Hilanderas trabajan a las afueras de Wardha. La Fundaci¨®n NAAM ofrece m¨¢quinas de hilar para las mujeres de la regi¨®n, de manera que puedan ganar su sustento mediante la producci¨®n y venta de algod¨®n local.
Los expertos se?alan que Vidarbha es rica en agua, con la que se podr¨ªan irrigar un 80% de los cultivos. Pero los proyectos ideados por el Gobierno regional no se completan por la corrupci¨®n.
Gurudar Nanaji Mahavudhe posa con otros agricultores junto a un pozo seco en Sakurli, en las afueras de Wardha. La falta de ayudas p¨²blicas y las leyes discriminatorias hacen que destinen sus ganancias a pagar pr¨¦stamos de a?os anteriores. El 52% de las familias esta?n endeudadas.Sobre kilos de algod¨®n acumulados en su casa, en el pueblo de Shivnagar, Ganesh Sachnkarraw Pandet muestra la foto de su padre, v¨ªctima de la oleada de suicidios por la crisis agraria en la regi¨®n). Junto a ¨¦l, su mujer, sus hijos, su hermana y su madre, Rekha Sachnkarraw Pandharkar.Maharashtra y otros cuatro Estados del cordo?n central de India concentran gran parte de los 300.000 suicidios desde 1995. La regio?n de Vidarbha ha registrado unos 20.500 casos desde 2001. La organizaci¨®n Shantiwan ofrece refugio y trabajo para las viudas que no pueden subsistir por s¨ª mismas.La crisis del sector afecta a varias generaciones. Activistas y t¨¦cnicos coinciden en la urgencia de aplicar la Comisi¨®n Swaminathan: salario m¨ªnimo de los agricultores igual al de los funcionarios p¨²blicos, y que perciban un beneficio de, al menos, un 50% m¨¢s que sus costes de producci¨®n.Las deficiencias del sistema hace que los agricultores, encargados de cultivar la materia prima, no tienen qu¨¦ llevarse a la mesa. En algunas familias, las ganancias se reducen a algo m¨¢s de un cuarto de d¨®lar por persona, sin contar los costes de producci¨®n
