Catalu?a hasta en la sopa
Nota: el t¨ªtulo de esta columna es una hip¨¦rbole, una broma
Nota: el t¨ªtulo de esta columna es una hip¨¦rbole, una broma.
Queridos conciudadanos.
Como manchego, lo primero que deseo es pediros disculpas. A lo tonto llevamos m¨¢s de un lustro d¨¢ndoos la tabarra con nuestras tribulaciones. Nos hemos puesto muy pesados, muy cansinos. Nuestras aspiraciones, ambiciones, veleidades siguen abriendo todos los telediarios, ocupando las portadas de los principales peri¨®dicos (y tambi¨¦n de los de chichinabo). Estamos en boca de todos los tertulianos, hemos monopolizado las conversaciones en los bares: La mancha esto¡ los manchegos lo otro¡
Pero ten¨¦is que comprender que es un sentimiento muy fuerte el ser manchego, muy dif¨ªcil de explicar con palabras. Yo cuando veo a mi prima bailar unas manchegas, con sus mo?os y su refajo, se me saltan las l¨¢grimas (tambi¨¦n me pasa cuando vendimio, pero en este caso creo que se debe al hecho de doblar el lomo). Es tanto lo que los manchegos hemos aportado: el queso de oveja, el pisto, el vocear, Bono (el bueno, no el cantante), el entornar los ojos para mirar a lontananza¡ (Y no es por nada pero hemos recibido poco).
Ser manchego es el recopet¨ªn, es una movida muy tocha. Por eso salimos en hordas a la calle envueltos en banderas de la Comunidad de Castilla-La Mancha y cantamos y re¨ªmos y nos abrazamos y hacemos la conga y el cucutr¨¢s...
?Quer¨¦is saber lo que se siente al ser manchego? Pues pensad en lo que experimentar¨ªais en un cambio de rasante superconvexo yendo a trescientos kil¨®metros por hora y, aun as¨ª, no os acerc¨¢is ni un poco.
Por todo esto y por muchas m¨¢s cosas (la mayor¨ªa abstractas, como hab¨¦is podido comprobar) anhelamos caminar solos.
No pod¨¦is retenernos por la fuerza, somos libres como las ¨¢guilas.
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