La experiencia argentina

Nac¨ª y me crie en Argentina, un pa¨ªs que ha hecho de las crisis recurrentes su patr¨®n de normalidad. Hace ya m¨¢s de diez a?os, decid¨ª radicarme fuera, convencida de que, permaneciendo en un pa¨ªs que vulneraba sistem¨¢ticamente el Estado de derecho, privaba a mis hijos de futuro. Uno de ellos vive ahora en Londres y se pregunta inquieto c¨®mo afectar¨¢ a su vida el Brexit; el otro me llam¨® hace pocos d¨ªas para decirme, entre espantado e ir¨®nico, que se sent¨ªa como en casa al escuchar el cacerolazo en la noche catalana. Me encantar¨ªa tranquilizar a ambos, convencerlos de que estas historias son diferentes, pero me temo que la b¨²squeda de un culpable al que achacar todos nuestros males y del mago que nos rescate no es privativa de los argentinos. Ojal¨¢ nuestra particular y dolorosa experiencia sirviese para convencer a muchos ciudadanos de que saltarse la ley y la separaci¨®n de poderes, el que se vayan todos, m¨¢s all¨¢ de m¨ªsticas y ¨¦picas a veces asociadas, solo desemboca en callejones sin salida y sucesivos ciclos de ilusi¨®n y desencanto que, como sostuviera H. L. Mencken, ¡°para cada problema complejo hay una respuesta clara, simple y equivocada¡±.¡ª Viviana Dur¨¢n Cogan.Barcelona.

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