En Mozambique tambi¨¦n es 1 de octubre
La melanc¨®lica y enfadada mirada de un pediatra en ?frica sobre la situaci¨®n que vive Espa?a
Mi nombre es Rosauro Varo Cobos y tengo treinta y cinco a?os. Soy pediatra y actualmente trabajo en Mozambique en un hospital rural y en un centro de investigaci¨®n. Y por lo que puedo ver en el calendario hoy es 1 de Octubre. Supongo que como ser¨¢ en muchos otros sitios del mundo. A m¨ª me ha tocado vivirlo aqu¨ª en Mozambique, con su propia realidad. Para ser m¨¢s exactos, una parte de la realidad, la m¨ªa y la de los que me rodean. Cada uno se enfrenta como puede a la suya y lo l¨®gico es que nos movamos en los l¨ªmites en los que nos encierra. Los l¨ªmites sociales, pol¨ªticos, profesionales y personales. Y entre esos l¨ªmites no puedo dejar de sentir enfado, tristeza, cansancio, desasosiego y resignaci¨®n.
En las ¨²ltimas horas se ha muerto en el hospital una ni?a de un a?o infectada por VIH y que lleg¨® al hospital en estado de desnutrici¨®n severa. Tras una semana en el hospital no sabemos qu¨¦ es lo que ha ocurrido exactamente con ella. En la habitaci¨®n donde estaba, sigue ingresado un ni?o de siete a?os tambi¨¦n malnutrido, pero cuya desnutrici¨®n refleja otra realidad. Este ni?o no est¨¢ infectado por VIH, pero la desnutrici¨®n es consecuencia de la dejaci¨®n y del maltrato que recibe en su familia. Tiene un retraso del desarrollo severo entre otras cosas, por la privaci¨®n neurocognitiva y afectiva que ha padecido. No habla, no camina y se sienta con inmenso esfuerzo.
En otra sala se recupera otro ni?o de unos nueve meses que vino al hospital acompa?ado de su vecina. Encontr¨® al ni?o casi agonizando. No sabemos d¨®nde est¨¢ la madre. Lleg¨® al hospital con un valor insignificante de hemoglobina y hubo que rebuscar y mendigar una bolsa de sangre porque el banco del hospital no ten¨ªa ni una gota de su grupo.
En otra de las salas hay otro ni?o de unos diez a?os que tiene el 50% de su cuerpo afectado por quemaduras de segundo grado y que cada d¨ªa sufre una tortura con las curas de las heridas. Y cuento solo una parte de lo que pasa por aqu¨ª el 1 de octubre, pero no es nada extraordinario porque no son casos excepcionales. Es la rutina diaria de este y muchos hospitales de Mozambique y del mundo. Donde las realidades establecen l¨ªmites que no sabemos ni que existen. Que no sabemos interpretar porque ni siquiera los podemos imaginar.
Es por eso por lo que hoy siento enfado, tristeza, cansancio, desasosiego y resignaci¨®n. Porque yo tambi¨¦n quiero hablar de justicia, derechos y libertades. O, mejor a¨²n, me gustar¨ªa que quien de verdad experimenta la carencia de todo eso pudiese hablar. Porque yo, a pesar de todo, hablo como espectador. Los que sufren la falta de justicia, la violaci¨®n de sus derechos y el maltrato de sus libertades son otros. No s¨¦ qu¨¦ significa todo eso. Muchos de los que vienen del mismo sitio que yo tampoco. A pesar de lo que quieran hacernos ver unos pol¨ªticos pir¨®manos que desde ambas partes han incendiado un pa¨ªs que deber¨ªa estar hablando hoy del acceso universal a la sanidad, de la precariedad laboral de los j¨®venes, del maltrato infantil que es voluntariamente ignorado por la sociedad, de la violencia cr¨®nica contra la mujer, de la situaci¨®n humanitaria de refugiados e inmigrantes, del bienestar de nuestra poblaci¨®n m¨¢s anciana, del compromiso ecol¨®gico con nuestro entorno¡.
Y por qu¨¦ no, aunque sea solo de manera fugaz, de los que un 1 de octubre luchan hasta donde les llegan las fuerzas, para llegar al siguiente d¨ªa del calendario. Para algunos, ma?ana, en Mozambique, tambi¨¦n ser¨¢ 2 de octubre.
[Rosauro Varo (Sevilla, 1982) es pediatra, cofundador de la revista Caf¨¦ con Letras y autor de obras como Cr¨®nicas del mundo y El embudo.]
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