Catalu?a plural
La imagen homog¨¦nea de un solo pueblo es antidemocr¨¢tica y niega la realidad
En 1965, El Noticiero Universal de Barcelona encarg¨® quince art¨ªculos sobre Catalu?a al fil¨®sofo Juli¨¢n Mar¨ªas, que se convirtieron en el libro Consideraci¨®n de Catalu?a. Mar¨ªas realiza un ejercicio admirable en el franquismo: ver Espa?a desde Catalu?a.
Observa que Catalu?a se siente lejos de Madrid, o de Castilla (como si todo espa?ol pueda ser castellano), a pesar de que muchas regiones espa?olas est¨¢n tambi¨¦n ¡°alejadas¡± de la capital. Y, sobre todo, a pesar de que dentro de Catalu?a muchas regiones se sienten tambi¨¦n lejos de Barcelona, o de otras catalu?as, como muestra por ejemplo Valero Sanmart¨ª en su s¨¢tira Los del Sud us matarem a tots. Si Espa?a es m¨¢s que Madrid y Castilla, una especie de yermo pobre y atrasado seg¨²n la mitolog¨ªa nacionalista catalana, Catalu?a es por supuesto m¨¢s que un sol poble.
El nacionalismo catal¨¢n lleva d¨¦cadas intentando acabar con el multiculturalismo y la pluralidad catalanas, a pesar de que sus l¨ªderes siempre se han considerado liberales (el PDeCAT sigue inexplicablemente formando parte de ALDE, los liberales europeos). No hay nada m¨¢s iliberal que el discurso del pueblo frente al de la ciudadan¨ªa, y no hay nada m¨¢s anticatal¨¢n que olvidar intencionadamente la Catalu?a real.
Mar¨ªas defiende en su libro una especie de federalismo sentimental o cultural, en el que las regiones de Espa?a est¨¢n ¡°bien perfiladas, unidas, el¨¢sticas, sin lastre de arca¨ªsmo, sin in¨²tiles abalorios, sin aldeanismo ni esp¨ªritu de campanario, sin dar facilidades al eterno troglodita que yace agazapado en nuestra tierra¡±. El fil¨®sofo piensa que no se puede ser solo espa?ol sin ser tambi¨¦n un poco andaluz, castellano, catal¨¢n, aragon¨¦s, vasco¡ No existen las culturas e identidades homog¨¦neas, cerradas, compactas. Como escribe el fil¨®sofo Amartya Sen en Identidad y violencia, ¡°la ilusi¨®n de una identidad ¨²nica es mucho m¨¢s disgregadora que el universo de clasificaciones plurales y diversas que caracterizan el mundo en el que en realidad vivimos¡±. Hablar de una sola naci¨®n, un solo pueblo, una sola patria es demostrar que existe un ¡°otro¡± al que ignoramos. La brecha existente entre el independentismo y el antiindependentismo es construida y, cuanto m¨¢s habla Puigdemont de unidad del pueblo, m¨¢s crece esa brecha.
La imagen homog¨¦nea de un solo pueblo es antidemocr¨¢tica y niega la realidad: la democracia solo puede existir si hay conflicto, diversidad, pluralidad. Lo contrario es autoritarismo, totalitarismo. Para el independentismo radical catal¨¢n, el concepto democracia es instrumental y maleable. Solo existe en la medida en que sirve para avanzar en su agenda disgregadora.
Las lecciones de pluralismo de Juli¨¢n Mar¨ªas no solo sirven para la crisis territorial espa?ola, sino tambi¨¦n para la globalizaci¨®n, la integraci¨®n europea, la inmigraci¨®n, la crisis de refugiados. Reconocer al ¡°otro¡± es siempre reconocerse a s¨ª mismo.
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