Con Puerto Rico
La hermosa isla tiene la sensaci¨®n de ser el patio trasero y descuidado de un gran pa¨ªs atolondrado
A Puerto Rico y a su gente les arras¨® el hurac¨¢n Mar¨ªa y se han quedado solos. Y eso es dur¨ªsimo porque tienen la ciudadan¨ªa estadounidense desde hace cien a?os. Sus casi tres millones y medio de habitantes llevan un siglo crey¨¦ndose parte de un todo americano de Estados que se comprenden y apoyan. Sin embargo, desde hace m¨¢s de tres semanas se sienten ciudadanos de segunda, est¨¢n a la deriva en su querida isla derrotada por el sufrimiento de cada d¨ªa. Sobrevivir a los huracanes es reponerse de su rastro implacable, y esto, puede durar a?os. Hay todav¨ªa much¨ªsimas zonas sin luz y agua corriente, lo que significa miseria y desesperaci¨®n. La gente vive su cotidianeidad con profunda angustia, con inseguridad y miedo. Han perdido sus casas y sus infraestructuras, los colegios est¨¢n cerrados porque son refugios improvisados que dan cobijo a miles de familias que ya no tienen nada. Les han dejado solos cuando m¨¢s necesitan la solidaridad de los otros Estados. ?Qu¨¦ tienen que hacer para que se den cuenta de lo importante que es esta isla en la esencia de la identidad norteamericana? Por lo visto, ya no son noticia, y su hermosa isla tiene la sensaci¨®n de ser el patio trasero y descuidado de un gran pa¨ªs atolondrado que se dedica a hacer pol¨ªtica a golpe de impulsivos tuits. Que Puerto Rico sea un Estado libre asociado con autogobierno no justifica semejante falta de empat¨ªa por parte de sus hermanos estadounidenses con los que comparte ciudadan¨ªa desde 1917.
Para los espa?oles Puerto Rico es fuerza y energ¨ªa, es el motor de una alegr¨ªa vital que habla nuestro idioma en Estados Unidos. Ellos acogieron al poeta Juan Ram¨®n Jim¨¦nez y a su mujer Zenobia en los tiempos dif¨ªciles de nuestro siglo XX. Ellos creyeron en el poder de la poes¨ªa y desde su Universidad le ofrecieron el respaldo que propici¨® que le dieran el Nobel en 1956. Nuestro poeta universal se sinti¨® en casa en Puerto Rico y desde all¨ª se proyect¨® al mundo y ense?¨® un poco de espa?ol a la academia sueca que tanto le gusta hablar en ingl¨¦s.
A Puerto Rico le toca un largo y penoso camino para rehacerse. Hay ya una nueva di¨¢spora de puertorrique?os que est¨¢n emigrando a Florida y a otros Estados porque han perdido la esperanza. Gente que ama su tierra y se tienen que ir de su isla porque no les est¨¢n ayudando. La isla luminosa que nos ense?¨® una nueva po¨¦tica apasionada del ser femenino a trav¨¦s de los versos de la inolvidable Julia de Burgos est¨¢ agonizando. Sufre con la misma desesperaci¨®n y el mismo dolor que su gran poeta muriendo sola en Nueva York.
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