El vac¨ªo
El elemento emocional prima sobre cualquier otro y se ha convertido en instrumento pol¨ªtico
El horror al vac¨ªo forma parte esencial de la naturaleza humana. La organizaci¨®n social, pol¨ªtica, econ¨®mica e incluso la m¨ªstica o la religi¨®n se basan desde tiempos inmemoriales en protegerse de la nada, en el fondo en conjurar el miedo a la muerte. Sin embargo, ahora el mundo vive en un vac¨ªo que, en mi opini¨®n, no tiene precedentes.
El signo de los tiempos es que ese nuevo vac¨ªo se llena ahora con emociones. El elemento emocional prima sobre todos los otros y se ha convertido en un instrumento pol¨ªtico de primer orden, en la posibilidad de una reacci¨®n en tiempo real al alcance de cualquiera, gracias a la revoluci¨®n de las comunicaciones y al nuevo imperio de las tecnolog¨ªas, lo que explica fen¨®menos como la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.
Antes, la garant¨ªa, el ordenamiento, los l¨ªmites y los referentes se basaban en el hecho de que la organizaci¨®n social se impon¨ªa primero mediante la moral, despu¨¦s se recurr¨ªa a la reflexi¨®n, y finalmente se forzaban, ya fuera por la violencia o no, una serie de soluciones para dar un eje de continuidad a la organizaci¨®n de los pueblos.
Hoy, sin embargo, ese tremendo y permanente choque de lo emocional con lo legal cuestiona la propia vigencia de las leyes y produce situaciones tan sorprendentes como presenciar que Washington, principal garante del orden mundial, haya entrado en un proceso suicida basado en impulsos viscerales, perdiendo adem¨¢s el sentido de la responsabilidad y del liderazgo sobre el resto de los pa¨ªses.
Hay muchos ejemplos en el mundo que prueban el vac¨ªo que estamos viviendo, pero hay tres casos paradigm¨¢ticos que vale la pena destacar. Por una parte, Venezuela, cuyas elecciones regionales del pasado 15 de octubre se caracterizaron por las agresiones, los disturbios, las manifestaciones y la ilegitimidad. Aunque al final, el que resiste gana, y, despu¨¦s de un proceso cuestionado por la ausencia de garant¨ªas legales, tanto en los comicios para la Asamblea Constituyente como en estos ¨²ltimos, el chavismo, aislado en el gueto de su propia c¨¢mara de resonancia, de su eco con ausencia de partitura, puede decir que ha ganado. En este momento, no hay elecci¨®n m¨¢s leg¨ªtima que la que logra llenar m¨¢s calles y gritar m¨¢s fuerte en las redes sociales.
Otro caso es el de Trump, que ha decidido gobernar al margen de la mayor¨ªa de su partido en el Senado y en la C¨¢mara de Representantes. Qui¨¦n sabe si para llenar su propio vac¨ªo interior, una y otra vez se dedica a crear el vac¨ªo institucional, utilizando Twitter y enfrentando a unos contra otros o enfrent¨¢ndose ¨¦l mismo con el resto del mundo para demostrar que el entramado legal y las instituciones ya no son lo que marca el p¨¢lpito del gobierno de los pueblos.
Y finalmente, Catalu?a y Espa?a que, a pesar de contar con una Constituci¨®n y una sentencia del Tribunal Constitucional absolutamente claras ¡ªya que delimitan claramente lo que se puede y no se puede hacer¡ª no han podido evitar que la provocaci¨®n permanente y el imperio de las emociones obliguen al Gobierno espa?ol a luchar contra las dudas que provoca ese gran vac¨ªo institucional ante el clamor de las calles y de las redes sociales frente a la claridad de las leyes.
El mundo vive en el vac¨ªo y su destino est¨¢ en manos de las emociones. En la inmediatez del momento, nos encontramos con que no hay d¨®nde mirar y todo es un tumulto en el que resulta dif¨ªcil separar las voces de los ecos.
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