Virtuales
Casi todo es ya t¨¢cito en vez de efectivo, casi todo parece ser en lugar de ser
Empec¨¦ en el periodismo con un tipo prometiendo en mis o¨ªdos todos los infiernos si no cortaba en medio minuto ?con un c¨²ter! lo que sobraba del art¨ªculo en la prueba de papel mientras ¨¦l, jefe de la rotativa, se atizaba unos solysombras. Y no descarto que, cuando me toque acabar ¡ªDios y Satan¨¢s de la manita alejen tal horizonte¡ª, sea posible imaginar el art¨ªculo y que con eso baste. Quiero decir: que no sea imprescindible escribirlo. Que, por ejemplo, con un microimplante en un pellejo del dedo gordo del pie baste. Que yo construya mentalmente el texto y cuando diga ¡°basta¡±, que baste. Y que el lector, mediante un microinjerto en una pesta?a, lo pueda degustar. Creo que tambi¨¦n podremos viajar a Bali con solo pensarlo y sin movernos del sof¨¢, ?plas!, ya estuve en Bali. Al fin y al cabo, Mortadelo y Filem¨®n ya hac¨ªan cosas as¨ª en La m¨¢quina del cambiazo, all¨¢ por 1971.
No me digan que exagero. Ya hay amantes cibern¨¦ticas fabricadas en un garaje de California con piel casi humana que lo mismo hacen una felaci¨®n que recitan a Shakespeare. Corrijo. Asegura el fabricante que con los dos programas combinados, hacen ambas dos. Tambi¨¦n hay campeones de ajedrez que dicen ¡°bip-bip¡± en vez de ¡°elijo blancas¡± capaces de derrotar a cualquier kasparov de carne y hueso.
No s¨¦, casi todo se est¨¢ yendo al guano con tanta fosforescencia virtual. Casi todo es ya t¨¢cito en vez de efectivo, casi todo parece ser en lugar de ser, casi todo es gadget y casi todos se alegran de los centenares de amigos que tienen en Facebook mientras apuran sus madrugadas solitarias a la luz de un port¨¢til. O accionando el programa combinado de la meretriz rob¨®tica de California.
Casi me quedo con el loco pirolo aquel de los solysombras.
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