Los r¨¦ditos del proc¨¦s¡­amiento

Delinquir es lo que tiene: un riesgo razonable de que act¨²e la justicia. Es de una simpleza al alcance incluso de Pablo Iglesias o Marta Rovira, aunque lo simple puede resultar excesivo para quienes manejan la l¨®gica sofisticada de anteponer los intereses pol¨ªticos a la ley. Por supuesto la legalidad constituye un hecho inc¨®modo para quienes se han acostumbrado, a?o a a?o, a la impunidad. Pero tras desafiar sistem¨¢ticamente al Tribunal Constitucional en un golpe de Estado institucional a c¨¢mara lenta hasta una declaraci¨®n de independencia¡­ la fiesta del proc¨¦s solo pod¨ªa acabar en la resaca del procesamiento. Del proc¨¦s pol¨ªtico al proceso penal. Y ah¨ª cabe recurso, una garant¨ªa para cuestionar el rigor de las actuaciones, pero lo que no cabe es apelar a una burbuja pol¨ªtica que se sustraiga a la ley. Esto s¨ª que es, abochorna recordarlo, de primero de Democracia.

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Claro que el nacionalpopulismo siempre ha operado coloc¨¢ndose por encima de la legalidad. La catalogaci¨®n de presos pol¨ªticos es parte de su show ¨Cese circo, como titulaba Politico, con una pista en Bruselas¨C sin vacilar en caricaturizar la democracia espa?ola y desacreditar la credibilidad del Estado de derecho para obtener r¨¦ditos electorales. Por rid¨ªculo que sea el relato del Estado represor, hay una clientela para esas pamemas. El nacionalpopulismo sabe que la decisi¨®n judicial del jueves perjudica al bloque constitucional, pero se?alan a este como carcelero. Ahora m¨¢s que nunca, en v¨ªspera de la campa?a electoral, es tentador este tacticismo pol¨ªtico. La carga de la brigada ligera de Podemos contra el auto ¨Ccon una empat¨ªa sumisa hacia la ¨¦lite indepe que contrasta con su m¨ªnima empat¨ªa hacia la mitad no nacionalista de Catalu?a que ha sufrido sus abusos¨C los sit¨²a definitivamente fuera del juego constitucional. No se defiende la democracia cuestionando los fundamentos de la democracia.

Todo esto estaba en el guion. Entre la verg¨¹enza de ir a las urnas auton¨®micas sin m¨¢s o la ¨¦pica, la opci¨®n final ha sido concederse a s¨ª mismos un poco de ¨¦pica. La c¨¢rcel, desde Companys, incluso tiene prestigio en el imaginario catalanista. Y el victimismo, insiste Tzvetan Todorov, es el mejor combustible del nacionalismo. Antes de esto, Junqueras ya doblegaba a Puigdemont en todas las encuestas, y va a reforzarse. Tanto m¨¢s con Puigdemont de ca?as en Bruselas, como en la rumba de Peret, ayer despedazado sarc¨¢sticamente por Financial Times. Junqueras va a ser el triunfador del gambito, y adem¨¢s con doble juego. Ya sea en la lista unitaria a la que se ha resistido o en un Front d¡¯Esquerres, siempre con el apoyo de Podemos tras el Pacto de Roures ¨Cse non ¨¨ vero, ¨¨ ben trovatto¨C sellado en una cena en casa del empresario entre Iglesias y Junqueras. Ada Colau ya se ha retirado el disfraz de ¡®la emperatriz de la ambig¨¹edad¡¯ y baja a las trincheras. De aqu¨ª a las urnas, toda la l¨®gica nacionalpopulista pivotar¨¢ en la vieja consigna de cuento peor, mejor. Si hay una posibilidad de dinamitar el R¨¦gimen del 78, pasa por all¨ª.