Tierra sin mujeres
Las escenas de violencia machista suceden cada d¨ªa, y son miles
Cuenta la leyenda que llegar¨¢ un d¨ªa en el que las mujeres dejar¨¢n de habitar en esta tierra. Se ir¨¢n todas a una dimensi¨®n paralela donde sus cuerpos estar¨¢n a salvo de vejaciones, mutilaciones, palizas y asesinatos. En el momento en que un hombre mire a una mujer con el deseo siniestro de poseerla para vejarla, golpearla, violarla o matarla, ella desaparecer¨¢ de la tierra y reaparecer¨¢ en otra dimensi¨®n, en un lugar parecido al para¨ªso.
El fen¨®meno comenzar¨¢ en las bodas de ni?as. Esos se?ores novios, que se relamen ufanos mientras miran a las pobres y aterrorizadas ni?as con las que pretenden casarse y a las que violar¨ªan si pudieran esa misma noche, se quedar¨¢n a dos velas frente al gu¨ªa espiritual y las familias que quer¨ªan legitimar semejante atrocidad. Los monstruos, que tratan de secuestrar ni?as y adolescentes para violarlas y asesinarlas, ver¨¢n c¨®mo las muchachas desaparecen ante sus ojos justo cuando pensaban que las ten¨ªan entre sus garras. En muchos hogares y barrios desaparecer¨¢n sagas enteras de abuelas, madres, hijas y nietas. Los lupanares tambi¨¦n dejar¨¢n de tener mujeres. No he conocido a ninguna prostituta que no se haya sentido violada o vejada alguna vez. No nos enga?emos, la trata de blancas y el tr¨¢fico de mujeres y ni?as forman parte de nuestra realidad. Todas esas escenas de violencia machista que suceden cada d¨ªa, y son miles, terminar¨¢n con un hombre solo golpeando el aire. Esos seres mezquinos que agreden y desprecian a las f¨¦minas, al principio, se reir¨¢n de este fen¨®meno. Pensar¨¢n en voz alta que no las necesitan. Se creen superiores a ellas. Al fin y al cabo, s¨®lo las ve¨ªan como objetos sexuales, sirvientas o esclavas, como un pedazo de carne.
Hay pa¨ªses que sufrir¨¢n una crisis sin precedentes, cualquier intento por secuestrar mujeres para que sustituyan a las desaparecidas se volver¨¢ en una nueva desaparici¨®n. El deseo mal¨¦volo activar¨¢ ese fen¨®meno y ellas simplemente desaparecer¨¢n. Los hombres buenos se desvivir¨¢n por proteger a las mujeres. Los hombres buenos no querr¨¢n que les pase nada a sus hijas, a sus compa?eras, a sus amigas, a sus hermanas, a sus madres, a sus nietas, a sus abuelas. El acecho siniestro de un hombre malvado y violento puede hacer desaparecer a las mujeres de tu familia. Tu hija jugando en la calle, un segundo sin mirarla y las garras siniestras del monstruo pueden volverla invisible. La tierra se quedar¨¢ sin mujeres y los hombres buenos que las aman y las respetan ver¨¢n con espanto c¨®mo el odio de las sociedades enfermas las hizo invisibles a todas.
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