Quiero ser negra
El racismo se cuela en el lenguaje con una naturalidad eufem¨ªstica
Me crie en un pa¨ªs que en los noventa era lo suficientemente pobre para que los migrantes solo lo usaran de paso a Francia, Alemania o a Inglaterra. Hacia un futuro un poco m¨¢s prometedor. Por eso era complicado ver por Madrid un negro, un latino, un ¨¢rabe o un chino. Y por eso el racismo era una cosa de la televisi¨®n y el cine.
La Espa?a del pelotazo atrajo a los primeros migrantes. La crisis posterior, los s¨ªntomas racistas. Result¨® que quienes ocuparon los trabajos que los espa?oles no quer¨ªan, se convirtieron en usurpadores de esos mismos empleos. Tambi¨¦n eran los culpables del colapso de la seguridad social o de la mala calidad de la educaci¨®n p¨²blica. Xenofobia coyuntural de la que seguimos cur¨¢ndonos las heridas.
Ahora que vivo en Colombia, una sociedad multicultural compuesta por negros, ind¨ªgenas y blancos, intento comprender otra forma de racismo. Esta es estructural, est¨¢ socialmente establecida y aceptada. La prueba es que se cuela en el lenguaje con una naturalidad eufem¨ªstica.
Esta circunstancia convierte a una ni?a negra colombiana en viral por querer ser negra. Una sorpresa para algunos de sus conciudadanos. Una nueva bandera para las regiones afro del pa¨ªs, las m¨¢s olvidadas por el Estado. El mensaje de esa peque?a ha conseguido la misma categor¨ªa social que el famoso poema Me gritaron negra, de la artista peruana Victoria Santa Cruz, gracias al Colegio del Cuerpo. Los bailarines de esta formaci¨®n cartagenera honran a Nina Simone con el presente y el futuro de la negritud americana en Anger/Negra.
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