Div¨¢n
Hablar de uno mismo es a veces es el mejor refugio frente a una actualidad demasiado contaminante y de la que nadie que se meta a fondo sale inc¨®lume
En la b¨²squeda a veces angustiosa del tema nuestro de cada d¨ªa, los columnistas tenemos siempre a mano la tentaci¨®n m¨¢s gratificante para quien firma y menos para quien lee: hablar de uno mismo. Esas confidencias nos dan un ¨ªntimo contento narcisista aunque su inter¨¦s sea m¨¢s que dudoso: para hacer un relato del yo que merezca la pena hay que ser por lo menos Montaigne y no suele ser el caso. Pero en cambio tiene la ventaja de que en ese terreno nos sentimos por fin seguros. Sobre cualquier otro asunto pueden discutirme mi competencia, pero cuando hablo de m¨ª... Precisamente esa invulnerabilidad hace la cuesti¨®n tediosa. Sin embargo, a veces es el mejor refugio frente a una actualidad demasiado contaminante y de la que nadie que se meta a fondo sale inc¨®lume. En caso de asedio planto el pend¨®n de mi yo (como seg¨²n Ortega hac¨ªa Unamuno en los debates) y que los dem¨¢s sigan con sus bander¨ªas... y sus banderillas, a menudo de fuego.
Es una actitud hoy frecuente ante el separatismo catal¨¢n. Los opinadores bordean con cuidado las cuitas p¨²blicas pero nos detallan con fruici¨®n las que les afligen personalmente. Su repudio de los unos, su rechazo de los otros, su mortificaci¨®n al ser tenidos por equidistantes. La DUI es un abuso, el 155 una desmesura, escaparse a Bruselas una verg¨¹enza, aplicar la prisi¨®n preventiva a los no huidos una falta de tacto pol¨ªtico. ?Y adem¨¢s ellos sufren, incomprendidos, acusados y acosados por los hunos o los Unamunos! Necesitan tiempo para analizarse, tendidos en el div¨¢n de su columna, con una mueca ir¨®nica que oculta su desaz¨®n, su profundo, definitivo, irremediable ¡°?y yo que s¨¦!¡±. Esperando en posici¨®n horizontal la vuelta de la l¨ªnea clara, con el enemigo a la derecha...
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