Bala perdida

Mi hija veintea?era dio una dimensi¨®n nueva el otro d¨ªa a la expresi¨®n "bala perdida". La pillaron en un aeropuerto polaco con un proyectil de 9mm parabellum al pasar el control. Se mont¨® una buena.

Viaj¨¢bamos en formato familia y cuando la pararon y le pidieron que abriera el equipaje de mano pensamos que la ni?a se hab¨ªa dejado dentro un botell¨ªn de agua o llevaba m¨¢s cremas de las permitidas, lo cl¨¢sico, vamos. Al arremolinarse nerviosamente media docena de polic¨ªas a su alrededor empezamos a tragar saliva. Uno de los agentes tom¨® la bala entre el pulgar y el ¨ªndice y la exhibi¨® de manera teatral. Observ¨¦ que estaba sin percutir, o sea que era una bala con todas las de la ley, si se me permite la expresi¨®n.

El enfado se me fue diluyendo a medida que me daba cuenta de que el problema era de ¨®rdago. El protocolo exig¨ªa aislar a la infractora y proceder a un interrogatorio muy serio. Me situ¨¦ junto a la puerta de las dependencias en que la recluyeron y adopt¨¦ la pose de padre decente, afligido, cabreado, espantado y dispuesto a colaborar, todo a la vez, mientras me daban vueltas por la cabeza im¨¢genes de El expreso de medianoche.

Las cosas tardaron en aclararse. La bala la hab¨ªa encontrado mi hija en un descampado en el Maresme y la guardaba como amuleto, angelito. Pensaba que era solo un casquillo usado. Me entraron temblores al saber que la hab¨ªa llevado consigo en varios viajes, incluidos sendos a Tailandia y Abu Dabi. El Se?or en su magnanimidad quiso que cuando se la encontraron estuviera su padre. Uno no va de atentado con su padre, imagino. Por otro lado es dif¨ªcil atacar con una ¨²nica bala, ni que seas Chacal, y menos sin arma. Parecieron entenderlo as¨ª finalmente los polic¨ªas aunque se tomaron su tiempo. Por los pelos pudimos abordar el vuelo. Con todo el jaleo nadie se dio cuenta de las dos r¨¦plicas a escala de espadas famosas, la de Sobieski y la de Sikorski, que yo llevaba en el equipaje de mano. ?Vaya familia!

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