Iglesias, Colau, Gabriel y Rufi¨¢n son lo mismo
Su hoja de ruta persigue un gobierno de coalici¨®n de la izquierda radical en Catalu?a
Aunque militen en distintas fuerzas pol¨ªticas, los cuatro representan lo mismo. O, por lo menos, tienen un objetivo com¨²n: desestabilizar Espa?a, acabar con lo que ellos llaman el r¨¦gimen del 78 y alcanzar el poder, a cualquier precio. Pablo Iglesias, Ada Colau, Ana Gabriel y Gabriel Rufi¨¢n, andan estos d¨ªas intentando levantar al pueblo contra el Estado de derecho y la Justicia espa?ola, utilizando todas las excusas posibles para que triunfe el relato que les pueda llevar a un gobierno de coalici¨®n de la izquierda radical en Catalu?a, tras las elecciones del 21 de diciembre pr¨®ximo.
En ERC tienen claro que el proc¨¦s ha fracasado y que no es posible seguir andando el camino con el PDeCAT y, sobre todo, con un l¨ªder que piensan que ha entrado en barrena como Carles Puigdemont. Oriol Junqueras medita estos d¨ªas con su traje de presidiario en la prisi¨®n de Estremera, sobre la nueva hoja de ruta de la Izquierda Republicana, una vez comprobado que Catalu?a ni tiene suficientes apoyos (internos y externos) para ser independiente, ni mucho menos, las estructuras de Estado precisas para que se ponga en marcha la nueva rep¨²blica.
Por eso, Junqueras y sus lugartenientes piensan ya en un nuevo tripartito, pero claramente de izquierdas. Nada de invitar a la mesa al PDeCAT o al PSC (a su juicio, se han dejado arrastrar por el espa?olismo del PSOE); es mejor intentar formar un ejecutivo con la CUP y la coalici¨®n de Podemos en Catalu?a. Un gobierno realmente de izquierdas con unos socios que comparten un programa revolucionario y que apoyan abiertamente el derecho a decidir. Ya que no es posible proclamar la rep¨²blica catalana, tengamos al menos un Govern revolucionario.
Desde principios de a?o, Colau e Iglesias han insistido una y otra vez en la necesidad de que se convoque un refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n legal y negociado con el Estado. El problema es que, aunque la Constituci¨®n permite la celebraci¨®n de refer¨¦ndums, de ninguna manera acepta que esas consultas sean para decidir sobre la unidad de Espa?a santificada en su t¨ªtulo II. El derecho a decidir no es m¨¢s que una trampa m¨¢s de la izquierda radical para socavar los cimientos del Estado de derecho que nos dimos todos los espa?oles en 1978.
El lema de Pablo Iglesias y sus lugartenientes desde las redes sociales ha sido muy claro: ni DUI ni 155, refer¨¦ndum pactado. Unos mensajes cuando menos confusos, ya que una vez que el Parlament proclam¨® la declaraci¨®n unilateral de independencia, no tiene mucho sentido atacar la aplicaci¨®n de un art¨ªculo de la Constituci¨®n para restaurar el orden constitucional. Salvo que no creas en la Ley ni en la capacidad de un Estado de derecho de utilizar su fuerza coercitiva para hacerla cumplir.
Podemos, la CUP y ERC han tomado la calle y las redes sociales en su campa?a de desprestigio de la democracia espa?ola, apoyados por la Asociaci¨®n Nacional de Catalu?a y ?mniun Cultural. Estas dos asociaciones, fuertemente subvencionadas con dinero p¨²blico, o sea de todos los catalanes, llevan a?os haciendo y deshaciendo a su antojo hasta llegar a pagar ayer mismo la fianza de 150.000 euros para sacar de prisi¨®n a Carme Forcadell, o hace unas semanas m¨¢s de dos millones de parte de la multa de Artur Mas. ?Con qu¨¦ dinero? ?Con el que llevan a?os recibiendo de la Generalitat?
Lo que est¨¢ sucediendo estas semanas en Catalu?a, no solo es lo m¨¢s grave que ha ocurrido en la Espa?a democr¨¢tica, sino tambi¨¦n la mayor sarta de trampas y falacias de nuestra historia reciente. Y, mientras tanto, el expresident sigue en Bruselas jugando a ser Mandela y convirti¨¦ndose cada d¨ªa m¨¢s en un personaje esperp¨¦ntico que insulta a los que pretende que le ayuden en su batalla pol¨ªtica, como hizo hace varios d¨ªas con los l¨ªderes europeos.
Hace unos d¨ªas escrib¨ª que Puigdemont me recordaba al Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz- Mateos (expresidente de Rumasa) que huy¨® de Espa?a en los ochenta, perdi¨® la cabeza durante su estancia en Fr¨¢ncfort (Alemania) y acab¨® en varias prisiones fuera y dentro de Espa?a. El nivel de irracionalidad del l¨ªder del PDeCAT ha superado ya con creces al del empresario jerezano y los que le segu¨ªan hasta hace muy poco, ahora le desprecian por huir mientras algunos de sus compa?eros siguen en prisi¨®n y otros han preferido renegar de sus ideas y actos para no acabar igual.
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