7 fotosEl estudio y la colecci¨®n: el templo del artistaDescubre en nuestro especial los objetos art¨ªsticos que reuni¨® el artista catal¨¢n en su estudioRut de las Heras Bret¨ªnMadrid - 21 nov 2017 - 01:21CETWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceLos estudios de artista son una extensi¨®n de ellos mismos. All¨ª liberan sus pasiones, plasman su personalidad, desarrollan su trabajo. Conocido y recreado es el de, por ejemplo, Francis Bacon, que se qued¨® como lo dej¨® tras su muerte y a partir de ah¨ª es m¨¢s f¨¢cil adentrarse en el mundo del artista. No corri¨® la misma suerte el de Mariano Fortuny (Reus, 1838-Roma, 1874), todo lo que acumul¨® en su corta pero prol¨ªfica vida se fue dispersando en ventas y subastas tras su muerte. El 'atelier' de este artista fue mucho m¨¢s que un lugar de trabajo. Fue un lugar de reuni¨®n y de exhibici¨®n, donde recib¨ªa a las visitas y as¨ª pod¨ªan admirar la colecci¨®n de objetos que Fortuny atesoraba; y es que adem¨¢s de pintor, grabador, acuarelista... fue un gran coleccionista. En la imagen: 'El taller de Mariano Fortuny en Roma' (1874), ¨®leo de Ricardo de Madrazo y Garretea que se conserva en el barcelon¨¦s Museo Nacional de Arte de Catalu?a.Fortuny es hijo del siglo XIX y como el burgu¨¦s en el que se convirti¨® gracias a su trabajo y a los c¨ªrculos con los que se relacionaba (a pesar de su humilde origen, su talento art¨ªstico le llev¨® a codearse con importantes artistas, marchantes y a formar parte de la familia de los Madrazo, ya que se cas¨® con Cecilia de Madrazo, hija de Federico de Madrazo, que era director del Museo del Prado, adem¨¢s de un gran pintor) gustaba de demostrar su creciente prestigio y su sensibilidad y buen ojo para encontrar objetos para su colecci¨®n. Su colega y amigo Mart¨ªn Rico dec¨ªa de ¨¦l que ten¨ªa "instinto y vista de lince". La exposici¨®n 'Fortuny (1838-1874)' dedica una sala a reunir parte de las obras que el artista atesoraba en su taller romano de la villa Martinori.Claudio ?lvarezEl origen de su colecci¨®n, como de tanto en Fortuny, est¨¢ en Marruecos. Durante su estancia en el pa¨ªs (1860-1862), al que le envi¨® la Diputaci¨®n de Barcelona para documentar la guerra hispano-marroqu¨ª, compr¨® espingardas que luego le servir¨ªan de modelo para reprentarlas en multitud de obras. En la imagen se puede observar un dibujo de una de ellas. Adem¨¢s de en las armas, tiene el punto de mira puesto en los textiles, tambi¨¦n influencia de lo visto y vivido en el norte de ?frica, a los que prest¨® un singular inter¨¦s tanto por lo que le sirvieron como inspiraci¨®n para sus pinturas como para incluirlos en su colecci¨®n. Este gusto por las telas lo comparti¨® con su esposa, Cecilia de Madrazo, y ambos se lo transmitieron a su hijo, Mariano Fortuny y Madrazo, artista muy conocido entre otras facetas por la de dise?ador de telas y de moda. En la imagen se observa el estampado de dos tejidos con motivos geom¨¦tricos orientalizantes que hace referencia a las telas turcas de seda y oro de los siglos XV y XVI.Claudio ?lvarezCarlos G. Navarro, conservador del Museo del Prado, se?ala en el cat¨¢logo de la muestra ¡®Fortuny (1838-1874)¡¯ que el estudio del artista era ¡°un lugar que las revistas y medios art¨ªsticos del momento defin¨ªan como un templo del arte¡±. Azulejos como el de la imagen generaban esa consideraci¨®n. Comprado en 1871 y hoy conservado en el Instituto Valencia de Don Juan (Madrid) era una obra principal que el propio Fortuny se encarg¨® de rescatar de los muros de una vivienda del Albaic¨ªn (barrio de Granada) y de la que Jean-Charles Davillier, conocedor y coleccionista de arte isl¨¢mico, dec¨ªa que databa del siglo XV y que era una obra maestra de la cer¨¢mica hispano-morisca.Claudio ?lvarezTambi¨¦n en Granada en 1872, Fortuny adquiri¨® este cofre de marfil, bronce dorado y madera. Por los inventarios y ventas se sabe que el artista posey¨® un total de seis cajas y una arqueta de este valioso material. Esta pieza que actualmente se conserva en Tur¨ªn es de las que no se dispersaron tras su muerte con la venta y las subastas que se organizaron, pero las piezas eran de tal calidad que muchas acabaron en algunos de los mejores museos del mundo. La arqueta la conserv¨® la esposa del pintor, Cecilia de Madrazo, hasta la Primera Guerra Mundial, cuando se vio obligada a venderla. Hasta ese momento permaneci¨® su entelado interior, datado en el siglo XI.Claudio ?lvarezPero no solo ten¨ªa inter¨¦s por el arte hispanomusulm¨¢n, aunque este fuera la columna vertebral de una colecci¨®n en parte ecl¨¦ctica. Con ella encontr¨® una buena manera de celebrar el arte por el arte, el placer est¨¦tico, adem¨¢s de introducir sus piezas en sus trabajos como es el caso del espejo de la imagen, similar al que aparece en su ¨®leo ¡®La elecci¨®n de la modelo¡¯ (1868-1874), perteneciente a la National Gallery de Washington. Pintaba flores sobre espejos antiguos para imitar a los que Carlo Maratta dejara sobre los espejos del Palazzo Colonna, tambi¨¦n lo hizo en los ¡®cassoni¡¯ que remoz¨® y repint¨®, el que se conserva de los tres que ten¨ªa tambi¨¦n aparece en la obra mencionada as¨ª como en ¡®El aficionado a las estampas¡¯ (1865).Claudio ?lvarezFortuny quer¨ªa dejar su retrato en un museo, que este fuera su reflejo, pero su prematura muerte dinamit¨® su plan ya que su colecci¨®n se dispers¨®. ¡°Qu¨¦ tristeza da ver una colecci¨®n como esta tener que ir a parar a diferentes manos, se le quitan a uno las ganas de comprar algo. Ahora es cuando se ve la cantidad que hab¨ªa reunido Mariano¡±, escribe Ricardo de Madrazo, cu?ado de Fortuny, a su padre. Sin embargo, la dispersi¨®n de las piezas y la desaparici¨®n del espacio contribuyeron a mitificar su colecci¨®n art¨ªstica, asegura Carlos G. Navarro en el cat¨¢logo de la muestra del Prado. En la imagen uno de los cinco ¡®sgabelli¡¯ (un tipo de taburete del Renacimiento italiano) que Cecilia, la esposa de Fortuny, no vendi¨® tras la muerte del artista.Claudio ?lvarez