Breve, alucinada, ambulatoria, esta 'nouvelle' inaugura el linaje de los mon¨®logos enloquecidos del artista que no llega a ser: Georg Buchner us¨® como personaje a uno de los poetas airados del preromanticismo alem¨¢n, el movimiento Sturm und Drang, Jakob Michael Rienhold Lenz, y lo convirti¨® en una voz: la nouvelle es casi toda ella un monologo que es a la vez una historia cl¨ªnica, un trance del conocimiento de s¨ª mismo, un baile entre el bosque y la casa, una exposici¨®n perfecta del yo fuera de la c¨¢rcel de los usos y sentimientos aceptables. Lenz est¨¢, por no citar a Melville o a Dostoievski, en el an¨®nimo personaje de 'Hambre' de Knut Hamsun, y a partir de all¨ª, los lectores lo encontrar¨¢n en todos los locos, bendecidos, invasivos y menesterosos de la literatura moderna. Hay una ¨®pera, 'Jakov Lenz' (1977-78), de Wolfgang Rihm, en un acto. Este ¨²ltimo dato no proviene de mi propia experiencia, sino de la gentileza de una colega, que comparti¨® mi entusiasmo por la evocaci¨®n de B¨¹chner.Sorprende ¨Cy casi escandaliza¨C comprobar, en una novela escrita y ambientada en el mundo literario londinense de finales del siglo XIX, lo poco que han cambiado las cosas. Con sus agentes literarios, sus talleres de escritura, sus escritores mercenarios, sus autores de ?basura de calidad?, sus genios que no levantan cabeza, parece escrita ayer. Solo faltan las redes sociales, los blogs y tumblr. El hecho de que no aparezcan y de que, sin embargo, todo nos suene tanto nos lleva a preguntar qu¨¦ habr¨¢n cambiado realmente en el mundo literario las nuevas herramientas tecnol¨®gicas. La tecnolog¨ªa en s¨ª, seguramente. Pero al servicio de pasiones (llamaremos pasi¨®n a la ansiedad promocional) muy antiguas. Muchas obras que giran alrededor de la carrera de un escritor o artista suelen plantear el cl¨¢sico dilema entre el genio incomprendido y el mediocre triunfador. Una de las originalidades de 'La nueva Grub Street' es que este dilema est¨¢ complejamente dilucidado. Ni el genio incomprendido es un genio ni el mediocre triunfador es tan mediocre. Ambos dan la impresi¨®n de haber elegido, y con ello, no obstante, de haber desencaminado su indudable talento. Y la dura lecci¨®n de la novela ¨Cbueno, es una novela con lecci¨®n¨C es que el mundo literario, y el mundo en general, tiene caminos trazados para todos. Sobre todo para los que se equivocan.Podr¨ªa recomendar las atractivas ense?anzas de 'El conde Lucanor de don Juan Manuel', cuyo final fecha ¨¦l en junio de 1335, pero voy a invitar a leer una obra mucho menos conocida que tiene ya huellas de tal lectura: el 'Libro del caballero Zifar', escrito poco antes de 1350. Una maldici¨®n cay¨® sobre la familia del caballero, y ¨¦l con esfuerzo y constancia logr¨® superarla; estaba casado con Grima, mujer muy inteligente y animosa, que supo valerse por s¨ª misma e incluso fundar un monasterio. Y por si fuera poco, uno de sus dos hijos, Robo¨¢n, iba a conocer al emperador que nunca se re¨ªa y para saber la raz¨®n viajar¨ªa en veloz barca sin remos a las islas Dotadas, donde aprender¨ªa una lecci¨®n de vida que nos es muy ¨²til a todos. Fruct¨ªfera diversi¨®n garantizada.Antolog¨ªa esencial para entender el mundo de la Am¨¦rica precolombina, editada por el gran estudioso mexicano Miguel Le¨®n Portillo. A trav¨¦s de los pocos manuscritos que sobrevivieron a las hogueras espa?olas, y de los informes que los espa?oles escribieron para demostrar la supuesta superioridad de la cultura cristiana, el lector descubre poemas de una belleza profunda y de una sabidur¨ªa admirable. Un ejemplo, de un c¨®dice de 1524 conservado en el Vaticano: "Los que leen, los que nos hablan de lo que leen, son los que nos gu¨ªan, nos muestran el camino".Cuando estudiaba el bachillerato le¨ª ¨Cpor recomendaci¨®n de Ram¨®n Barce, que era mi profesor de literatura en el instituto Lope de Vega¨C dos obras del escritor bengal¨ª Rabindranath Tagore (1861-1941): el libro de poemas 'La luna nueva' y el relato dramatizado 'El cartero del rey'. Rabindranath Tagore fue Premio Nobel en 1913 y sus primeros traductores al castellano fueron Zenobia Camprub¨ª y Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, en los a?os en que iniciaban su relaci¨®n amorosa. Si pregunt¨¢semos a los lectores actuales, creo que muy pocos dir¨ªan que han le¨ªdo a Tagore. Para m¨ª, es un cl¨¢sico que merece la pena recuperar.Es el primer autor de lengua castellana nacido en Am¨¦rica con conciencia y voluntad de serlo, combinando su escritura la narraci¨®n hist¨®rica, el ap¨®logo legendario, los fundamentos de geograf¨ªa f¨ªsica y humana, pero tambi¨¦n la confidencia, el recuerdo oral y los incisos autobiogr¨¢ficos, todo ello vestido de un estilo ocurrente, ameno, dotado de palpitante plasticidad y arrolladora potencia verbal. 'La Florida del Inca' (1605) fue la primera de sus tres recreaciones ver¨ªdicas (¡°historias noveladas¡± seg¨²n Men¨¦ndez Pelayo), a la que siguieron los 'Comentarios reales' y 'La conquista del Per¨²'. Orgulloso de su veracidad pero nunca reacio al ¨¦nfasis morboso y a la hip¨¦rbole humor¨ªstica, podr¨ªamos decir, poni¨¦ndonos contempor¨¢neos, que fue el fundador del hoy tan cultivado g¨¦nero de la cr¨®nica.'Del natural' es quiz¨¢ uno de los libros menos frecuentados de Sebald. La primera secci¨®n se dedica a Matthias Gr¨¹newald, activo en el siglo XVI y autor del famos¨ªsimo retablo de la iglesia de Colmar en Alsacia; la segunda a Georg Wilhelm Seller quien acompa?¨® a Vito Bering a descubrir el estrecho de ese nombre, y en la tercera, refiere sus propias experiencias. ?Un libro de poemas? S¨ª, pero en ¨¦l Sebald ya entrelaza y asocia historias de la misma complicada e inexplicable manera que en sus extraordinarias novelas, por ejemplo, 'Los anillos de Saturno'.