Luchar contra la extrema derecha
Una escandalosa manifestaci¨®n en Varsovia pone de relieve el peligro del antisemitismo; pero conviene que miremos a nuestro alrededor. Es necesario crear un frente contra la normalizaci¨®n del lenguaje del extremismo fascista
Todas las facultades de periodismo del mundo deber¨ªan ense?ar a sus alumnos un v¨ªdeo del momento en el que un jovial reportero de la televisi¨®n estatal polaca, el 11 de noviembre de 2017, pregunta a un hombre que lleva un sombrero con los colores nacionales qu¨¦ significa para ¨¦l participar en la marcha por el d¨ªa de la independencia. ¡°Significa¡±, responde el hombre, ¡°apartar del poder... ?a los jud¨ªos!¡± Dado que Polonia est¨¢ gobernada por el partido populista-nacionalista de extrema derecha Ley y Justicia (PiS), la siguiente pregunta deber¨ªa ser: ?a qui¨¦n se refiere exactamente cuando habla de los jud¨ªos en el poder? ?Al l¨ªder del partido, Jaroslaw Kaczynski? ?A la primera ministra, Beata Szydlo? ?O se refiere a otros pa¨ªses, a Donald Trump, por ejemplo, o a Theresa May, o Mark Zuckerberg? ?O a los jud¨ªos de Marte?
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En lugar de aprovechar esa oportunidad ¨²nica de entrevistar a un antisemita dispuesto a hablar sin tapujos, el reportero se vuelve hacia una mujer que est¨¢ al lado y le pregunta qu¨¦ significa estar all¨ª como patriota. Cuando ella coincide con el anterior y dice que est¨¢n orgullosos de ser polacos y estar entre polacos, el periodista se vuelve hacia la c¨¢mara y dice tan tranquilo: ¡°?Esto es orgullo, el orgullo de poder ser polaco, el orgullo de ser polaco!¡±
Ese que se llama a s¨ª mismo periodista no es m¨¢s que un mediocre empleado de una televisi¨®n p¨²blica, TVP Info, aut¨¦ntico canal de propaganda del PiS, que sigue la l¨ªnea oficial de que se trataba de una gran y afectuosa manifestaci¨®n patri¨®tica y de orgullo. El v¨ªdeo es una brillante lecci¨®n de 58 segundos sobre c¨®mo no ejercer el periodismo. Hablo del reportero m¨¢s que de los antisemitas porque, ante la normalizaci¨®n mundial de las ideas y los esl¨®ganes de extrema derecha, en Charlottesville, Varsovia, Dresde o Mosc¨², la pregunta fundamental es: ?c¨®mo debemos reaccionar?
Antes, los nacionalistas sol¨ªan ser ¡®nacionales¡¯; hoy existe una red mundial de xen¨®fobos
En primer lugar, debemos entender lo que est¨¢ pasando. Siempre hay una mezcla de caracter¨ªsticas locales y generales. Por ejemplo, esta ¡°manifestaci¨®n por la independencia¡± del 11 de noviembre en Varsovia se celebra ya desde hace varios a?os, organizada por grupos locales de extrema derecha, y cada vez con m¨¢s participantes, hasta los 60.000 que se calcula que hubo el s¨¢bado. Dentro de la marcha, cuyo lema este a?o era ¡°Queremos a Dios¡±, existe desde hace tiempo un ¡°bloque negro¡± de verdaderos radicales y fascistas. Ese bloque, con su enorme pancarta que dec¨ªa ¡°Una Europa Blanca de Naciones Hermanas¡±, es el que m¨¢s enfocaban las c¨¢maras. En el centro de la pancarta figuraba una cruz celta, un s¨ªmbolo poco frecuente en Polonia pero utilizado en otros lugares por los supremacistas blancos. Otra pancarta dec¨ªa Deus Vult, ¡°Dios lo quiere¡±, el grito de guerra de la Primera Cruzada y gran favorito de la internacional de extrema derecha. En la manifestaci¨®n participaron l¨ªderes de Italia, Gran Breta?a, Hungr¨ªa y Eslovaquia, entre otros.
Estamos ante un fen¨®meno nuevo. Antes, los nacionalistas sol¨ªan ser, digamos, nacionales, pero ahora existe una red internacional de nacionalistas xen¨®fobos de extrema derecha. Podr¨ªamos llamarla la Sexta Internacional (despu¨¦s de cinco internacionales de izquierdas, le toca a la derecha).
Estos modern¨ªsimos reaccionarios usan con habilidad las redes sociales para difundir sus mensajes insidiosos, y un ejemplo reciente es el de las elecciones de septiembre en Alemania, en las que, seg¨²n un informe del Instituto de Di¨¢logo Estrat¨¦gico, la extrema derecha difundi¨® profusamente y con gran ¨¦xito algunos de los hashtags m¨¢s populares en favor de Alternativa por Alemania (AfD). Dado que AfD va a ser el segundo partido de la oposici¨®n en el Bundestag, este es un ejemplo de l¨ªmites peligrosamente desdibujados entre el nacionalismo conservador y el extremismo de derecha. Ahora bien, ?no ocurre igual en Estados Unidos con Trump? ?Y qu¨¦ decir de un tuit reciente en la cuenta oficial de Leave EU (Salgamos de la UE), que acusaba a 15 diputados conservadores contrarios a que la fecha del Brexit se fije por ley de ser ¡°el c¨¢ncer dentro del partido y traidores a su pa¨ªs¡±?
Cuando oigamos una opini¨®n fan¨¢tica, en el bar o en Facebook, debemos alzar la voz y responder
Es necesario crear un frente contra esta normalizaci¨®n del lenguaje y las ideas de extrema derecha, y en ¨¦l son especialmente importantes tres grupos: las plataformas de internet, los personajes p¨²blicos y la gente normal. A las plataformas les pedimos, sobre todo, transparencia. Twitter, Facebook y otros necesitan averiguar de inmediato c¨®mo est¨¢n utilizando los rusos y otros agentes da?inos sus redes para influir en referendos y elecciones, y luego tienen que contarnos lo que hayan descubierto. Qu¨¦ haremos despu¨¦s es otro asunto, pero lo m¨¢s urgente es saber qu¨¦ demonios pasa.
Los personajes p¨²blicos deben alzar la voz cada vez que se violen los l¨ªmites del debate pol¨ªtico leg¨ªtimo. Todo lo contrario de lo que acaba de hacer el gobierno polaco: varios ministros quitaron importancia a los peque?os ¡°incidentes¡± y las ¡°provocaciones¡± en una ¡°preciosa manifestaci¨®n¡± (lo ¨²nico que salv¨® el honor de Polonia fueron las palabras inequ¨ªvocas de su presidente, Andrzej Duda). Como el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, cada vez que defiende con su sonrisa santurrona, como si actuara en nombre del Se?or, las cosas indefendibles que dice Trump. Y toda la gente decente partidaria del Brexit deber¨ªa apartarse de palabras envenenadas como c¨¢ncer y traici¨®n.
Pero no es solo cosa de pol¨ªticos. En Polonia ha sido verdaderamente vergonzoso el silencio de los dirigentes de la Iglesia Cat¨®lica, que ni siquiera se han opuesto a la grosera utilizaci¨®n pol¨ªtica de las palabras ¡°Queremos a Dios¡±. Este estribillo de un himno tradicional, convertido en lema oficioso de las luchas polacas por la independencia, se hizo famoso cuando lo cit¨® el papa Juan Pablo II durante su visita al pa¨ªs a¨²n bajo el r¨¦gimen comunista.No hay que olvidar tampoco a los periodistas, cuyo deber, desde luego, no es impartir sermones sobre correcci¨®n pol¨ªtica, sino informar, preguntar y denunciar. Tambi¨¦n hay que o¨ªr las voces de profesores, futbolistas, estrellas del cine y la televisi¨®n.
Y tambi¨¦n estamos nosotros, la gente corriente. Porque todos tenemos hoy cerca ¡ªsi no f¨ªsicamente, en el mundo virtual¡ª a alguien vulnerable ante esas opiniones radicales. No debemos dejar todo en manos de las redes, los pol¨ªticos y el clero. Cada vez que oigamos una opini¨®n de ese tipo, en el bar, en el campo de f¨²tbol o en Facebook, debemos alzar la voz y responder. No tiene por qu¨¦ ser un debate airado. Podemos utilizar el rid¨ªculo. El humor es un gran ant¨ªdoto contra el fanatismo. En ese sentido, me gustar¨ªa proponer un nuevo premio al peor periodismo. Deber¨ªa llevar el nombre del supuesto periodista de TVP-Info.
Timothy Garton Ash es catedr¨¢tico de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford e investigador titular en la Hoover Institution de la Universidad de Stanford.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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