El r¨¦gimen de 1978
Que Catalu?a viva ensimismada en sus ciclos de repliegue y distanciamiento no es irreversible

En un momento hist¨®rico en que quien m¨¢s quien menos tiene su propuesta de reforma constitucional, es notable que un art¨ªculo como el 155 ¡ªconcebido como cautela de Estado pero de modo casi formulario¡ª se haya aplicado por primera vez y est¨¦ funcionando. A¨²n con circunloquios y rasgos victimistas, incluso el independentismo lo ha aceptado como marco electoral. ?Qu¨¦ m¨¢s pod¨ªa esperarse? Ha sido como verificar con buen resultado una bisagra que estaba ah¨ª, m¨¢s ilustrativa que operante. Ahora sabemos que funciona seg¨²n el esp¨ªritu y la letra. Por supuesto, constatar la fortaleza de la Constituci¨®n no inhibe a los pol¨ªticos m¨¢s radicales que exigen acabar con lo que llaman r¨¦gimen de 1978 mientras en todas las franjas de moderaci¨®n ¡ªen Catalu?a y en el conjuntol pa¨ªs¡ª queda claro que lo que se propone para substituir ese r¨¦gimen iba a generar m¨¢s inestabilidad institucional, econ¨®mica, inseguridad jur¨ªdica y aislamiento.
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Al mismo tiempo, con el independentismo presenciamos c¨®mo un alud de irracionalidad alteraba el paisaje y contrarrestarlo va a generar mucha melancol¨ªa porque ¡ªcomo dijo Popper¡ª ning¨²n argumento racional tendr¨¢ un efecto racional en un hombre que no quiere adoptar una actitud racional. Y despu¨¦s del 21 de diciembre, ?qu¨¦? En el pr¨®logo se esbozan pactos con sorpresa, autodestrucci¨®n latente, listas electorales de commedia dell'arte, deslealtades al acecho, tal vez incertidumbre econ¨®mica, declive institucional y una perspectiva de gobierno auton¨®mico cuyos fundamentos hoy por hoy nadie se atreve a prever. Un atisbo de conllevancia orteguiana ser¨ªa como abrir una ventana y respirar aire fresco. El historiador Arthur Schlesinger aport¨® sus buenas razones: ¡°Los problemas siempre nos atormentar¨¢n porque los importantes son insolubles: por eso son importantes. Lo bueno procede de la lucha continua por intentar resolverlos, y por la vana esperanza de su soluci¨®n¡±. Es aplicable a Catalu?a. Obliga a tener en cuenta que un estadista es quien sabe a tiempo cu¨¢les son los problemas insolubles o los que no resolver¨¢n a medio plazo.
Como soluci¨®n m¨¢gica, decir que las constituciones deben adaptarse a los nuevos tiempos equivale a creerse que eso es como pasar de la decoraci¨®n de ebanister¨ªa al metacrilato, de la bulimia a la astenia o de las mechas fucsia a la cabeza rapada. 1978 fue un pacto entre generaciones, entre exilio e interior, entre oposici¨®n y reformismo del r¨¦gimen, un consenso interterritorial, entre pasado, presente y futuro. Todo eso se ve ahora como una sumisi¨®n a poderes f¨¢cticos y una estafa hist¨®rica. Por el contrario, 1978 no es un relato sino una certeza avalada por la experiencia de una Espa?a hoy miembro de la UE y de la OTAN. Se da, es cierto, una indolencia a la hora de explicarnos de d¨®nde venimos y hasta qu¨¦ punto el trayecto ha sido y es esperanzador, positivo. Tendemos a ponerle obst¨¢culos a la continuidad de un pasado en com¨²n. Es decir, a veces no logramos acordar los desacuerdos, acotar los conflictos y eso nos lleva a negar la premisa mayor pero, como sistema de estabilizaci¨®n, 1978 auspicia formas cohesivas como los valores de convivencia, conciliaci¨®n y esp¨ªritu de tolerancia. Mucho depende del equilibrio entre individuo y comunidad, entre la autonom¨ªa personal y las formas m¨²ltiples de pertenencia.
Es una superstici¨®n dar por hecho que la Historia nos lastra. De hecho, la vigencia constitucional ¡ª155 incluido¡ª conjura esta superstici¨®n, probablemente reelaborada en per¨ªodo sab¨¢tico por los profetas de la revoluci¨®n pendiente. Una combinaci¨®n de Espa?a como idea plural y como experiencia hist¨®rica tiene la posibilidad de sobreponerse a inercias de agotamiento, m¨¢s all¨¢ de la acumulaci¨®n de mala pol¨ªtica o la actual falta de sentido de la Historia. Nada es indefectible. Espa?a pas¨® as¨ª de un r¨¦gimen autoritario a la vida democr¨¢tica. El caso de Alemania es espectacular porque ahora mismo es una de las democracias m¨¢s consistentes del mundo. ?Qu¨¦ tiene que ver la Castilla del AVE con la Castilla del 98? Tampoco puede darse por irreversible que la Catalu?a real siempre viva ensimismada en sus ciclos de repliegue y distanciamiento. Fue para evitarlo que la Constituci¨®n de 1978, de modo paradigm¨¢ticamente inclusivo, asumi¨® gran parte de las aspiraciones del catalanismo cl¨¢sico. Ahora, ese catalanismo autonomista y de pacto est¨¢ en trance de evaporaci¨®n. Mientras, una ex¨®tica coalici¨®n de secesionistas ahora mismo prejubilados y grupos antisistema busca liquidar ese r¨¦gimen de 1978 que les oprime. 1978 no es un r¨¦gimen sino un modo perdurable de vida en com¨²n.
Valent¨ª Puig es escritor.
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