¡®Orgasmatr¨®n¡¯

En aras de facilitar el di¨¢logo, voy a revelar intentos chuscos de adoctrinamiento de nacionalismo espa?ol que yo he sufrido. Uno fue en los dibujos animados de La vuelta al mundo de Willy Fog, a?o 1984 y memorables canciones de Mocedades. Uno de los personajes, Tico, era una especie de h¨¢mster andaluz, no s¨¦ por qu¨¦, y en una escena estaba muy desanimado por las contrariedades o afrontaba un reto may¨²sculo, no recuerdo bien. Entonces su amigo Rigod¨®n le dice, para animarle, como argumento decisivo: ¡°?Piensa que eres espa?ol!¡±. Como que con eso no se pod¨ªa venir abajo, que albergaba en su interior un torrente inagotable de carisma y fuerza espiritual. F¨ªjense lo que nos hac¨ªan ver a los ni?os.

Pero peor es lo que descubr¨ª viendo El dormil¨®n, de Woody Allen, en versi¨®n original. En esta maravillosa pel¨ªcula el protagonista despierta en un futuro delirante donde el sexo se practica con el orgasmatr¨®n, una cabina para tener orgasmos, porque todos los humanos son impotentes ¡°salvo algunos descendientes de espa?oles¡±. Eso era en la versi¨®n doblada en castellano. Pues bien, en la original lo que dice realmente es que eran de italianos. Era 1973, y los censores patrios tuvieron a bien defender la raza ib¨¦rica como dechado de ardor sexual.

En fin, estos intentos de aborregamiento est¨¢n destinados al rid¨ªculo, si no en el momento, s¨ª m¨¢s adelante. Todo se acaba sabiendo y ahora es suicida intentar tales artima?as¡­ salvo en algunos sitios. Todo nacionalismo se basa en una idea: nosotros somos la pera, y uno no para de sobar esa idea. Por favor, los que queden dentro, salgan ya del orgasmatr¨®n, si no luego van a pasar mucha verg¨¹enza.