Los estereotipos sexistas no vienen de la luna
La Inspecci¨®n de Trabajo multa a un colegio de Sant Cugat por extender al profesorado la segregaci¨®n que practica en el aula
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?ltimamente estamos asistiendo a un rebrote de los estereotipos sexistas. Mientras las mujeres denuncian, en campa?as como la de #Metoo, la realidad sumergida de los abusos sexuales, la cultura machista no solo perdura, sino que en algunos ¨¢mbitos gana terreno. Ya sab¨ªamos que los comportamientos violentos o las conductas discriminatorias no se iban a extinguir porque se aprobara una ley contra la violencia de g¨¦nero o una ley de igualdad, porque esos comportamientos se aprenden. Pero, ?de d¨®nde sale ese 27% de adolescentes que piensa que la violencia en el seno de la pareja es normal, o ese otro 33% que considera que sentir celos es una prueba suprema de amor? Si aumenta la tolerancia social hacia las expresiones de machismo y algunos abogados defensores se atreven a criminalizar a la v¨ªctima de una violaci¨®n m¨²ltiple, como si fuera plausible que una mujer goce cuando cinco energ¨²menos la someten en un portal, es que estamos retrocediendo, Y eso debe ser por algo.
Ser¨ªa interesante disponer de trabajos de campo sobre esta cuesti¨®n, pero las noticias de cada d¨ªa nos ofrecen ya algunas pistas. Por ejemplo, la que da cuenta de la multa de 50.000 euros que la Inspecci¨®n de Trabajo ha impuesto al colegio Viaro Global School de Sant Cugat. Este es uno de los centros de ¨¦lite del Opus Dei que segrega por sexos. No solo garantiza a las familias que sus hijos varones ¨²nicamente compartir¨¢n el aula con otros chicos, sino que los profesores ¡°ser¨¢n tambi¨¦n hombres¡±. Y efectivamente, todos los docentes son masculinos.
Este es uno de los muchos centros que segregan por sexo que se sostienen con fondos p¨²blicos. Cuando en Catalu?a se firm¨® el Pacto por la Educaci¨®n de 2006, la cuesti¨®n de la segregaci¨®n fue uno de los caballos de batalla. El Gobierno de mayor¨ªa socialista sucumbi¨® al chantaje de Uni¨®, que amenazaba con hacer naufragar el pacto si se prohib¨ªa que los colegios privados que segregan por sexo pudieran beneficiarse de un concierto educativo. Ahora, lo que queda de Uni¨® se ha incorporado a las listas socialistas para las elecciones del 21-D, pero las consecuencias de aquella batalla siguen bien vivas.
Los roles sexistas alimentan una cultura machista que reproduce la desigualdad y, llevada al extremo, conduce a los abusos y a la violencia de g¨¦nero como expresi¨®n ¨²ltima de un concepto de las relaciones entre hombres y mujeres basado en la superioridad masculina. Los colegios que segregan, no solo en el aula, sino tambi¨¦n en el claustro, proyectan el sexismo tanto en el ¨¢mbito personal como en el profesional. Y eso mismo ocurre cuando en Alcorc¨®n, el colegio Fuenllana, solo para chicas, organiza cursos de cocina y confecci¨®n, y el colegio Andel, solo para chicos, los organiza de inform¨¢tica y electr¨®nica. El repunte de los estereotipos sexistas tampoco es seguramente ajeno a que los conciertos educativos a centros que segregan por sexo en la Comunidad de Madrid hayan pasado de 4,1 millones de euros en 1999, a 21,9 en 2009 y a 39 millones en 2016.
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