Clases holandesas para no caerse en la tercera edad
Las autoridades certifican que las ca¨ªdas son el ¡°asesino silencioso¡± a partir de los 80 a?os
El envejecimiento de la poblaci¨®n europea implica mayor sedentarismo, un binomio que dej¨® en 2016 en Holanda un dato inesperado: 3.884 ancianos fallecieron dentro y fuera de sus casas por culpa de una ca¨ªda, casi seis veces m¨¢s que el total de muertos en accidentes de carretera (656). El 75% de las v¨ªctimas ten¨ªa 80 o m¨¢s a?os, y la Oficina de Estad¨ªstica dice que a partir de los 90 a?os los accidentes de los mayores se duplican. Las clases para aprender a (no) caerse se han popularizado, e incluyen recorridos con obst¨¢culos para mejorar la motricidad y reflejos de los mayores.
Hay cuatro cursillos homologados que animan a los ancianos a perder el miedo y a mejorar el equilibrio a base de reforzar, en lo posible, m¨²sculos y huesos. Las clases pr¨¢cticas incluyen una ruta en la que deben sortear pilones como los de carretera y planchas de madera, y de pl¨¢stico, resbaladizas o inestables. Tambi¨¦n se tienden alfombras, traicioneras cuando se levantan las esquinas. De la mano de un fisioterapeuta, los participantes aprenden a corregir posturas para agacharse, por ejemplo.
¡°Las ca¨ªdas son el asesino silencioso¡±, ha recordado La Liga Cat¨®lica de Mayores, el mayor sindicato del ramo. ¡°Puede que un anciano tropiece o se enrede con un cable¡±, dicen. Pero hay otros factores a tener en cuenta. ¡°Una medicina que debe tomarse con regularidad y produce mareos; la tensi¨®n baja o demasiado alta; falta de alimento adecuado; p¨¦rdida de facultades y poco movimiento¡±, todo contribuye, recuerdan, ¡°al posible batacazo¡±. En la nueva sociedad participativa holandesa, marcada por el recorte del Estado de bienestar, el cuidado de ancianos y dependientes es una obligaci¨®n moral para las familias, vecinos y amistades. Pero como los servicios de urgencia reciben ¡°un anciano contusionado cada seis minutos¡±, la Liga de Mayores ha pedido a todos los Ayuntamientos ¡ªque solo abren los hogares subvencionados una vez agotadas todas las ayudas dom¨¦sticas¡ª y a los cuidadores profesionales que afinen su labor.
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