Las dos Espa?as: los que van al gimnasio y los que prefieren el bar
Con la fiebre por el ejercicio, los centros deportivos compiten entre semana con las tabernas como lugares donde socializar
En Espa?a hay 4.500 gimnasios y 100.000 bares. Hace unos a?os dif¨ªcilmente un tabernero habr¨ªa temido por la apertura de un nuevo gimnasio en el barrio. Pero con la fiebre por el deporte muchos han cambiado la barra del bar por la barra del press de banca. Estos centros deportivos cumplen a diario la misma funci¨®n que la taberna de debajo de casa: matar el rato y hablar con unos y con otros.
Hay quien sale del trabajo y prefiere ver la Champions entre ejercicio y ejercicio con unos cuantos usuarios, ya amigos, que hacerlo con los colegas en bares donde la tapa se sirve en el plato del caf¨¦. Otros charlan con los afables monitores, en su mayor¨ªa licenciados en INEF y de exquisitas formas, la ant¨ªtesis de esos porteros de discoteca que regentaban gimnasios por el d¨ªa y a los que les costaba medir el apret¨®n de manos con los iniciados. De la misma manera que a la biblioteca no solo se iba a estudiar, algunos tambi¨¦n aprovechan para ligar. Con la ventaja de que la persona de la bicicleta de al lado ¨Ccomo si de un taburete se tratara¨C volver¨¢ al d¨ªa siguiente a la misma bicicleta de al lado.
No se puede vestir de cualquier modo donde uno va a socializar. La camiseta de tirantes, pr¨¢ctica para levantar pesas, responde a un exhibicionismo primitivo ¨Cya no se compite en m¨²sculos, hoy vale m¨¢s estar en forma¨C. La remera de cuando Forl¨¢n jugaba en el Atleti no sirve ni el primer d¨ªa.
Qu¨¦ menos que adquirir un par de equipaciones Kalenji. Si se rompe la barrera de los dos meses, la indumentaria, a¨²n nueva, quedar¨¢ vieja. Es hora de comprar una camiseta transpirable de marca, un pantal¨®n con bolsillos de cremallera para no anudar las llaves a los cordones y unas buenas deportivas con las que vacilar en clase de total body conditioning.
Las actividades est¨¢n menos segmentadas entre hombres y mujeres y los espacios son m¨¢s inclusivos. En ese recinto de aspecto carcelario repleto de barras y bancos antes se advert¨ªa: ¡°Recoger las pesas pone fuerte¡±. No imped¨ªa que los mazados dejaran caer las mancuernas y soltaran un alarido. Hoy, el cartel que pide la colaboraci¨®n de todos se ha dulcificado. Arranca con un ¡°estimado usuario¡±. Muchos de estos gimnasios son cadenas. Tambi¨¦n hay bares que lo son.
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