Derrota del ISIS en Irak

La proclamaci¨®n oficial de la victoria sobre el Estado Isl¨¢mico (ISIS) realizada por el primer ministro iraqu¨ª, Haider al Abadi, podr¨ªa ir m¨¢s all¨¢ de una declaraci¨®n ret¨®rica. Refleja, si los hechos la confirman, el ¨¦xito de una f¨®rmula de lucha contra la mayor amenaza que todav¨ªa se cierne sobre Oriente Pr¨®ximo, norte de ?frica y Europa Occidental.

No hace tanto tiempo, en 2014, el ISIS controlaba un tercio del territorio iraqu¨ª, casi otro tanto de Siria y estaba a pocos kil¨®metros de Bagdad en lo que parec¨ªa un avance imparable. Su eficaz maquinaria propagand¨ªstica funcionaba a escala global merced al aura de invencibilidad de sus combatientes y las potencias regionales ¡ªy mundiales¡ª parec¨ªan no saber qu¨¦ estrategia seguir simplemente para contener la extensi¨®n del yihadismo.

Irak ha sido la demostraci¨®n de que las diferentes fuerzas locales ¡ªen este caso el Ej¨¦rcito iraqu¨ª y las fuerzas kurdas¡ª coordinadas contra un solo enemigo, debidamente adiestradas y apoyadas por pa¨ªses de todo el mundo ¡ªentre ellos Espa?a¡ª con mayor poder militar han podido reconquistar el terreno perdido y poner fin a una situaci¨®n que amenazaba con devolver a una estrat¨¦gica regi¨®n del planeta a la Edad Media.

Conviene no dejarse llevar por el triunfalismo, de todas formas, porque Irak es un paso adelante en un conflicto a gran escala que a¨²n permanece abierto en tres frentes. El primero, en el propio Irak, donde su Ej¨¦rcito y poblaci¨®n deben prepararse ahora para ataques indiscriminados de bolsas de yihadistas que todav¨ªa no hayan sido reducidos. El segundo est¨¢ en las zonas de Oriente Pr¨®ximo y ?frica en las que el Estado Isl¨¢mico y las organizaciones afines siguen campando a sus anchas. El tercero en el resto del mundo, donde el yihadismo sigue tratando de golpear como aparentemente sucedi¨® ayer en Nueva York. La guerra, por desgracia, no ha terminado.