Comez¨®n
En este caso se trataba de unas condiciones de explotaci¨®n ya muy cre¨ªbles, pero exhibidas con sorna
Con la comida no se juega, pero ya se juega bastante, demasiado. Sin entrar en sofisticaciones, el otro d¨ªa compr¨¦ unas cebollas en una bolsita de tres, de esas de redecilla naranja. La marca era algo as¨ª como La huerta del t¨ªo Nicol¨¢s y eran de Cuenca. Sal¨ªa un dibujo del se?or, un campesino de cara arrugada de toda la vida. Pero si mirabas en el interior de la etiqueta resulta que ven¨ªan de Per¨². ?Pero c¨®mo pueden venir unas cebollas de Per¨² y no de Cuenca si yo estoy en Madrid? Vivimos rodeados de misterios que ya no nos intrigan, aunque por si acaso nos los siguen ocultando. Con lo que cuesta una cebolla, no s¨¦ imaginar cu¨¢nto le queda al pobre campesino peruano, al de verdad, no al del dibujo. Si pusieran la verdad en la etiqueta, bien grande: ¡°Cebollas de Per¨²¡±, las mirar¨ªas raro, porque eso muy normal no es. Pero lo es, aunque no lo veamos o no lo queramos ver. Nos lo esconden por nuestro bien.
En Burger King, en cambio, han hecho al rev¨¦s. Para qu¨¦ andarse con tonter¨ªas, esta semana han publicado una oferta de trabajo de repartidores a domicilio que exig¨ªa este curr¨ªculum: estudios superiores, conocimientos de matem¨¢ticas, literatura, historia, geograf¨ªa y pol¨ªtica. Se valorar¨¢n aptitudes musicales y de canto, a?ad¨ªan. Les han puesto a caldo, pero es que era broma, o eso dicen. Una t¨¢ctica publicitaria. ¡°Est¨¢ causando ruido y era lo que esper¨¢bamos. Estamos contentos. Somos trending topic¡±, explic¨® un portavoz de la empresa. En este caso se trataba de unas condiciones de explotaci¨®n ya muy cre¨ªbles, pero exhibidas con sorna. ?C¨®mo se come todo esto? Es una comez¨®n, que en su segunda acepci¨®n significa ¡°desaz¨®n moral¡±.
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