Encoger
Es triste descubrir que no necesitamos un proceso de encogimiento porque ya estamos encogidos
Alentado por las malas cr¨ªticas que la ¨²ltima pel¨ªcula de Alexander Payne recibi¨® a partir de su presentaci¨®n en el festival de Venecia me decid¨ª a verla. Para entonces, Downsizing ya era un fracaso rotundo. Tanto es as¨ª que en Espa?a los distribuidores le mutaron el t¨ªtulo a Una vida a lo grande, en el vano intento de transmitir esa megaloman¨ªa que gusta m¨¢s que el reconocimiento de nuestra peque?ez. Por ah¨ª van los tiros del mundo, gente sinti¨¦ndose mejor cuando sabe que otro est¨¢ peor, tuertos reinando entre ciegos. Payne es uno de los mejores directores de nuestra ¨¦poca y le engrandece haber perge?ado el fracaso vocacional que es su ¨²ltima pel¨ªcula. En ella, una pareja de norteamericanos medios decide reducirse de tama?o para formar parte de esas nuevas comunidades liliputienses que resuelven as¨ª los problemas econ¨®micos y medioambientales, a partir del hallazgo cient¨ªfico de unos noruegos. Pero en lugar de ilustrar los superpoderes habituales que el cine concede a sus protagonistas, en este caso los somete al reconocimiento de sus infrapoderes. Historieta, pues, de supermiserables y no de superh¨¦roes.
La pel¨ªcula no solo est¨¢ protagonizada por actores feos y vulgares, sino que quienes no lo son han de esforzarse por parecerlo. Sorprende ver a una estrella de Hollywood como Matt Damon trabajarse las condiciones de un personaje fofo, alop¨¦cico y memo sin el ah¨ªnco ir¨®nico habitual en casos as¨ª, sino con naturalidad. Pero sorprende m¨¢s a¨²n verlo alumbrar una escena de amor cl¨¢sica mientras acaricia el mu?¨®n de una vietnamita inmigrante ilegal, gritona, bajita y orejuda. Frente a la belleza plastificada y el romance de pega, una dosis tal de realismo sin coartada sucia conduce, de manera inexorable, al fracaso comercial. Puede que la pel¨ªcula no logre enhebrar su tesis a una visualizaci¨®n memorable, pero los fluidos de corrosi¨®n bien merecen algo m¨¢s que el desprecio en un panorama de nula capacidad de an¨¢lisis.
Reducirse no resuelve los problemas de este personaje central en crisis de identidad que retrata al ciudadano medio de hoy, n¨¢ufrago entre ideales de autoayuda, seducido por l¨ªderes inanes y v¨ªctima de los farsantes vendedores de crecepelo hoy reconvertidos en gestores, predictores y gur¨²s. Es triste descubrir que no necesitamos un proceso de encogimiento porque ya estamos encogidos. Acaso no somos tanto la especie elegida, como se nos ha venido diciendo, sino la especie encogida, ramplona, acobardada y zafia que ve enemigos en cada atisbo de libertad ajena. Se entiende que una pel¨ªcula tan inc¨®moda carezca de tir¨®n entre el p¨²blico y que nadie cometa la osad¨ªa de recomendarla. No se les ocurra verla.
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