La reforma del profesorado, desaf¨ªo de pa¨ªs
La negociaci¨®n entre Gobierno y sindicatos debe tener la ambici¨®n de actualizar la selecci¨®n, promoci¨®n y evaluaci¨®n de un colectivo esencial para la sociedad
Acaba de comenzar una negociaci¨®n clave para el futuro del pa¨ªs. El Ministerio de Educaci¨®n y los seis principales sindicatos de ense?anza discuten desde esta semana la gran reforma pendiente en materia educativa: la del profesorado. La ambici¨®n es mejorar las condiciones laborales en las que se ejerce la profesi¨®n docente, pero tambi¨¦n cambiar los mecanismos de selecci¨®n, promoci¨®n y evaluaci¨®n del profesorado para mejorar la calidad de la ense?anza. La cuesti¨®n no solo afecta de forma directa a los 784.000 profesores en activo y a los 8,3 millones de alumnos y sus familias, sino al conjunto de la sociedad.
Los resultados de Espa?a en las pruebas internacionales son claramente mejorables. La inestabilidad provocada por los constantes cambios legislativos y una resistencia corporativa a cuestionar los modelos actuales han impedido hasta ahora abordar esta cuesti¨®n. La reforma es un mandato de la Lomloe (2020). En 2022, el ministerio hizo una primera propuesta, y tres a?os despu¨¦s sigue pendiente.
Los sindicatos ponen ¨¦nfasis en la reducci¨®n del horario lectivo, la disminuci¨®n del n¨²mero de alumnos por clase y la equiparaci¨®n de los maestros de colegios a los profesores de secundaria. Est¨¢ claro que la mejora de las condiciones laborales resulta positiva para la calidad de la ense?anza. Pero no es suficiente. Los pa¨ªses m¨¢s avanzados se caracterizan por una mayor valoraci¨®n social de los docentes, pero tambi¨¦n por una mayor exigencia en su preparaci¨®n y en su evaluaci¨®n. Eso implica cambios en la formaci¨®n, en el acceso a la carrera y en la progresi¨®n profesional.
Existe un amplio consenso sobre la necesidad de cambiar el curr¨ªculo de los estudios de formaci¨®n del profesorado, y las universidades ya trabajan en un nuevo modelo. Se ha de reformular tambi¨¦n el m¨¢ster que da acceso a la carrera docente y el sistema de oposiciones, claramente desfasado. Los profesores no solo han de demostrar competencias en su materia, sino las habilidades did¨¢cticas y comunicativas necesarias para transmitir el conocimiento. Es relevante la propuesta de implantar un periodo de pr¨¢cticas obligatorias y remuneradas bajo la tutela de un docente experimentado. Lo deseable es un sistema parecido al MIR de la profesi¨®n m¨¦dica. Aunque su coste puede resultar elevado, el beneficio ser¨ªa indiscutible.
Tambi¨¦n hay que abordar sin miedo un sistema de incentivos que premie la excelencia docente, de manera que la progresi¨®n en la carrera profesional no dependa solo del tiempo. Una verdadera carrera profesional debe vincular los ascensos y mejoras retributivas a la evaluaci¨®n de la competencia demostrada y los resultados obtenidos.
El sistema educativo no puede permitirse perder esta oportunidad de ponerse al d¨ªa ante los nuevos desaf¨ªos, que tienen que ver con la mayor diversidad del alumnado y con las demandas de un desarrollo tecnol¨®gico acelerado que exige una gran flexibilidad y capacidad de adaptaci¨®n.
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