La mayor prueba contra los ayatol¨¢s en una d¨¦cada
No est¨¢ claro que el r¨¦gimen iran¨ª est¨¦ dispuesto a pagar un precio inaceptable con tal de mantenerse
Las recientes manifestaciones espont¨¢neas en Ir¨¢n han sorprendido a casi todos los observadores mundiales. El malestar social, que comenz¨® por el empeoramiento de las circunstancias econ¨®micas y la incapacidad del gobierno de cumplir sus promesas, contener la inflaci¨®n y los aumentos de precios y otras cosas similares, se ha convertido en un descontento pol¨ªtico general en todo el pa¨ªs. Las manifestaciones comenzaron como protestas de varias facciones contrarias a Rohan¨ª en la ciudad de Mashhad, se han descontrolado y se han transformado en manifestaciones contra el L¨ªder Supremo. Son la mayor prueba de fuego a la que se enfrenta la Rep¨²blica Isl¨¢mica desde las manifestaciones masivas de 2009. En los primeros momentos, las demandas de los manifestantes ten¨ªan que ver sobre todo con la subida de los precios de los alimentos b¨¢sicos y mostraban los cl¨¢sicos s¨ªntomas de frustraci¨®n por el letargo econ¨®mico permanente del pa¨ªs. Pero luego llegaron a la capital, y ahora han incorporado a un n¨²mero limitado de estudiantes de la Universidad de Teher¨¢n. Todav¨ªa no est¨¢ claro si se puede hablar de un solo movimiento de protesta o varios, porque existen distintos motivos de queja y soluciones propuestas. En la actualidad, las protestas parecen m¨¢s una continuaci¨®n de los tradicionales movimientos de descontento iran¨ªes que un intento revolucionario de derrocar el gobierno.
Aunque el r¨¦gimen isl¨¢mico iran¨ª sufre una crisis de legitimidad desde hace mucho tiempo y la administraci¨®n del pa¨ªs es cada vez menos eficaz, el Estado sigue teniendo el monopolio de la violencia, y parece que las distintas facciones del sistema isl¨¢mico se unen contra los enemigos comunes: Como consecuencia, la agitaci¨®n de masas es una realidad innegable, pero los manifestantes no est¨¢n organizados y carecen de direcci¨®n. Adem¨¢s, no tienen una ideolog¨ªa com¨²n, aparte del odio general al gobierno. La Radiotelevisi¨®n de la Rep¨²blica Isl¨¢mica de Ir¨¢n, que tiene el monopolio de la radio y la televisi¨®n, guard¨® completo silencio sobre los sucesos durante los dos primeros d¨ªas de protestas, pero luego se uni¨® a los medios conservadores para culpar a la "contrarrevoluci¨®n" y acusar a Estados Unidos de aprovechar la preocupaci¨®n de la gente por la econom¨ªa.
El presidente Trump, a diferencia de Obama, que en 2009 se neg¨® a apoyar al pueblo iran¨ª, se ha subido al carro y ha declarado que respalda por completo a los disidentes iran¨ªes. Mientras Trump condenaba p¨²blicamente el arresto de manifestantes en Ir¨¢n y dec¨ªa que ¡°el mundo est¨¢ observando¡± lo que sucede en aquel pa¨ªs, el senador Ted Cruz emiti¨® el s¨¢bado 30 de diciembre un comunicado oficial en el que expresaba su solidaridad. Despu¨¦s de elogiar a los ¡°valientes iran¨ªes¡± que han salido a la calle, el senador de Texas pidi¨® a la Casa Blanca que ofrezca todo su apoyo a los manifestantes. ¡°Insto al gobierno del presidente Trump a hacer todo lo posible para apoyar a esos valientes manifestantes, y pido a las naciones amantes de la libertad que expresen p¨²blicamente su respaldo al pueblo iran¨ª¡±.
Sin embargo, todos estos buenos deseos parecen estar muy lejos de la realidad. Porque no solo es poco probable que las protestas desencadenen el tipo de cambio al que aspiran el gobierno de Rohan¨ª o el de Trump, sino que tampoco se atienen a los diversos guiones que pudieran atribuirles loa grupos de la oposici¨®n iran¨ª. No obstante, los esl¨®ganes contra el r¨¦gimen que esgrimen algunos manifestantes demuestran que los motivos de queja no son solo econ¨®micos. Muchos critican que el gobierno haya dedicado miles de millones de d¨®lares a intervenciones militares en sitios como Siria y Yemen, como parte del intento de reforzar la posici¨®n de la Rep¨²blica Isl¨¢mica y disputar la hegemon¨ªa regional a Arabia Saud¨ª. Y no hay que olvidar que las protestas, aunque est¨¦n extendi¨¦ndose por todo el pa¨ªs, no se han convertido en verdaderas manifestaciones de masas, y pueden provocar una represi¨®n mucho m¨¢s dura, con la intervenci¨®n de la Guardia Revolucionaria Iran¨ª y la fuerza paramilitar de Basij.
En estos momentos es demasiado pronto para saber c¨®mo van a evolucionar las manifestaciones o si alcanzar¨¢n una fase en la que se vuelvan imparables y requieran medidas represivas mucho m¨¢s duras. No est¨¢ claro que el r¨¦gimen est¨¦ dispuesto a pagar un precio inaceptable con tal de mantenerse. De lo que no hay duda es de que no estamos ante una revoluci¨®n. Sin embargo, despu¨¦s de 40 a?os de r¨¦gimen isl¨¢mico, los iran¨ªes han aprendido a decir a sus dirigentes que sus verdaderos problemas est¨¢n en los fracasos de pol¨ªtica interior, y no en los conflictos subsidiarios que se libran en todo Oriente Pr¨®ximo.
Ramin Jahanbegloo, fil¨®sofo iran¨ª, es profesor, vicedecano y director ejecutivo del Centro para la Paz Mahatma Gandhi en la Jindal Global University de India.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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