Desde que el dise?ador ruso present¨® sus 'club kids' enfundados en cuadros Burberry en la DK Svyazi de San Petersburgo -el espacio donde Timur Novikov organiz¨® en los noventa la primera rave en Rusia-, las piezas que componen la colecci¨®n c¨¢psula de Gosha Rubchinskiy con la firma brit¨¢nica se han convertido tanto en objeto de deseo como de cr¨ªticas. ?Las razones? Coquetear descaradamente con el lujo y apropiarse de la est¨¦tica 'chav'. Un t¨¦rmino complejo, similar al de 'white trash', que empezaron a utilizar a principios de los dosmil en Reino Unido de forma peyorativa para referirse a ciertos j¨®venes brit¨¢nicos de clase obrera, en situaci¨®n marginal y de pobreza. V¨ªctimas del clasismo que, en un af¨¢n aspiracional, decidieron conjuntar su ch¨¢ndal con los iconos de la clase bien. Burberry falsos, en su mayor¨ªa.Aunque Gosha insiste en que a ¨¦l la palabra 'heritage' le produce alergia, el dise?ador ruso no ha tenido ning¨²n reparo en rebuscar entre los archivos de la firma inglesa. En su defensa, el representante del lujo sovi¨¦tico dice que quiere plasmar c¨®mo viste la nueva generaci¨®n de su pa¨ªs y asegura que la inspiraci¨®n la encontr¨® en sus amigos "que eran aficionados al f¨²tbol y vest¨ªan de Burberry". De hecho, en un campo de f¨²tbol contextualiz¨® las im¨¢genes de 'Here we are', la exposici¨®n que organiz¨® para el desfile del septiembre de Burberry. Su colecci¨®n tambi¨¦n es un gui?o al mundial de f¨²tbol que este a?o se celebra en Rusia, y un gui?o tambi¨¦n a los casuals, hinchas que utilizaban la ropa como elemento de clase y para disimular su 'hooliganismo'.La colecci¨®n tiene los b¨¢sicos del look post-sovi¨¦tico que Gosha ha defendido desde que fund¨® la firma en 2008: pantalones de ch¨¢ndal, polos o gorros de pescar. Hasta aqu¨ª ninguna objeci¨®n. Sin embargo, para muchos, su interpretaci¨®n de los cl¨¢sicos Burberry, como esta gabardina bicolor de algod¨®n m¨¢s 'oversize' con el sello alta costura, no encajan con su t¨ªpico look moscovita. ?Hasta qu¨¦ punto puede convivir el chaval de barrio con el pr¨ªncipe de gales? El auge de figuras como Demna Gvasalia o Virgil Abloh, y la ¨²ltima colaboraci¨®n de Supreme con Louis Vuitton evidencian la ca¨ªda del muro entre el lujo y el streetwear. ?Por qu¨¦ en este caso debe ser distinto?Tampoco Christopher Bailey -que este a?o abandona Burberry- se libra de las cr¨ªticas por haber recuperado los cl¨¢sicos cuadros en rojo, blanco y negro. Cuando asumi¨® la direcci¨®n creativa en 2004, la firma pasaba por una crisis de identidad y su primer paso fue reducir su famoso print al 5% de sus dise?os. Se hab¨ªa masificado tanto que acab¨® forrando coches, sillas de ruedas e incluso tazas de v¨¢ter, tal y como recog¨ªa en el libro 'Berberry' del fot¨®grafo Toby Leight. Pero si el prestigio de Burberry cay¨® en el momento en el que dej¨® de ser exclusivo y la clase marginal adopt¨® su indumentaria, ?no resulta ir¨®nico que ahora evoque su recuerdo para reflotar las ventas?Rubchinskiy siempre ha sido un dise?ador pol¨¦mico. Cuando present¨® su colecci¨®n FW16 en Italia, lo hizo en un antiguo edificio de Mussolini porque la est¨¦tica fascista le hac¨ªa sentirse c¨®modo, como en casa. Sus dise?os tambi¨¦n beben de la nostalgia, de los noventa y del underground. La alianza con una marca como Burberry puede chirriar, pero no que escoja la est¨¦tica de los chavs para forjar la uni¨®n. ?Acaso existen grandes diferencias entre esos rebeldes brit¨¢nicos y los gopnik que alaba en cada colecci¨®n?Las gorras son el punto fuerte de la colecci¨®n porque, dentro del hilo argumental, ser¨ªa la ¨²nica pieza que los chavs se podr¨ªan comprar. El sombrerero brit¨¢nico Stephen Jones, que cumple cuarenta a?os en la industria- colabor¨® en el dise?o de los tres modelos que salieron en el desfile de Gosha con sello Burberry: un gorro de pesca (en la imagen), una visera de b¨¦isbol y una boina.Todos incluyen orejeras, para hacer frente al fr¨ªo de San Petersburgo.
