22 obras maestras de la literatura que te puedes leer en un par de viajes en metro

Este ensayo sobre las mujeres y la literatura vive su mejor momento: se ha convertido en una reivindicaci��n de la autonom��a femenina. Si consideramos el momento en que se escribi�� (1929), resulta especialmente valeroso por el modo desprejuiciado con que Virginia Woolf (Londres, 1882- Sussex, 1941) trata temas que, como el lesbianismo, entonces eran tab�� fuera del ��mbito de la literatura picante. Cabe pensar que la recientemente fallecida cr��tica de arte feminista Linda Nochlin obtuviera aqu�� la inspiraci��n para alguno de sus textos m��s conocidos.

Qu�� bella historia la de esa adolescente francesa y pobre que vive su primera relaci��n amorosa con un adulto chino y rico en la Indochina colonial. Qu�� terrible historia tambi��n. ?xito de ventas inmediato en los ochenta, gan�� el premio Goncourt y se convirti�� en la obra m��s popular de su autora, la reivindicable Marguerite Duras (Saig��n, 1914- Par��s, 1996). Lo m��s importante en ella es todo lo que no se dice, y que traza el retrato perfecto de la decadencia impl��cita en toda aventura colonial, que solo emerge de manera evidente en sus ��ltimas fases.

Aunque al final de su carrera la creatividad le flaqueaba un poco -la fren��tica vida social tampoco ayudaba-, a Truman Capote (Nueva Orleans, 1924- Los ?ngeles, 1984) nunca le falt�� ambici��n. Su idea original era alumbrar un monumento literario al estilo de 'En busca del tiempo perdido', pero frente a los siete vol��menes 'proustianos' ��l solo logr�� terminar cuatro cap��tulos breves e inconexos que empaquet�� en este 'Plegarias atendidas'. Poco importa: se trata de un precioso ejercicio a mitad de camino entre la novela de vanguardia y el puro cotilleo.

No cabe m��s sofisticaci��n, m��s inteligencia y mordacidad que la que destilaba la pluma de Sidonie-Gabrielle Colette (Francia, 1873- Francia, 1954). Su vida libre y hedonista fue en s�� misma una obra maestra, pero su producci��n literaria tampoco baja el list��n. Y los amor��os �Cen dos entregas�C entre la madura cortesana L��a de Lonval y el avieso joven Ch��ri en pleno esplendor de la 'belle ��poque' son solo un ejemplo.

Un joven hipersensible experimenta un terrible sufrimiento emocional. Podr��a tratarse de una historia de angustia urbana contempor��neo, pero el protagonista vive en la Alemania del siglo XIX. Dado lo conocido del episodio, no creemos estar incurriendo en un destripamiento de la trama (s��, en un 'spoiler') cuando desvelamos que Werther termina quit��ndose la vida �Cser��a como decir lo mismo de Romeo y Julieta-, un final que en su d��a fue imitado por miles de j��venes de medio mundo. El romanticismo fue para muchos un juego bastante extremo.

Cuando Fran?oise Sagan (Francia, 1935- Francia, 2004) public�� esta novela en 1954 era una reci��n llegada de 18 a?os, lo que sirvi�� para echar m��s le?a al fuego del esc��ndalo. No faltaron los comentarios a cargo de gente influyente, como el escritor cat��lico Fran?ois Mauriac, que llam�� a la autora "charmant petit monstre" (algo as�� como "peque?o monstruo encantador": ?qu�� precioso insulto, qui��n lo pillara!). Hoy esta historia melanc��lica sobre las ambiguas relaciones entre un 'play-boy' y su hija en un ambiente de lujo y frivolidad de la Costa Azul no nos inspira tanto aspaviento, pero a cambio sigue admir��ndonos por la calidad de su escritura.

Hay novelas que parecen concebidas enteramente como mera excusa para llegar a un determinado final. Este podr��a ser uno de esos casos, pero no importa en absoluto, porque ese final es tan poderoso, y el camino recorrido hasta ��l tan apasionante, que damos por bueno el artificio e incluso exclamamos: ��?Bravo!��.

Un nuevo ejemplo de que la muerte y la p��rdida del amor son temas literarios imbatibles. Sobre todo cuando se tratan desde la prosa m��s exquisita. La afici��n de los irlandeses por los c��nticos y el alcohol tambi��n son elementos indispensables en este hermoso libro, para qu�� vamos a negarlo. John Huston adapt�� el libro al cine en la maravillosa 'Dublineses' (1987), que ser��a su ��ltima pel��cula.

Con este fascinante ensayo, Junichiro Tanizaki (Jap��n, 1886-1965) no solo nos ense?a que muchas de las cosas que consideramos verdades universales son en realidad prejuicios culturales, sino que mediante su dominio de la palabra escrita logra recrear im��genes inolvidables, como la de esa mujer que en la oscuridad nos presenta un rostro n��veo en el que se incrusta una sonrisa de dientes lacados de negro.

Miguel de Unamuno (Bilbao, 1864- Salamanca, 1936) nos regal�� esta curiosa historia de represi��n sexual sobre un personaje producto de las expectativas que la sociedad depositaba �Cque en gran medida a��n deposita- en las mujeres. Tambi��n cabe interpretarla como la historia de una mujer que se las arregla para conseguir lo que quiere �Cla maternidad�C sin atravesar por los tr��mites �Cmatrimonio y sexo- que se supon��an obligatorios para ello. En suma, una hero��na.

Muchos vieron en este peque?o libro una especie de ensayo de lo que a?os despu��s ser��a 'Plataforma', uno de los m��s pol��micos libros del pol��mico autor franc��s Michel Houellebecq (Isla Reuni��n, 1956). Pero ser��a injusto entender esta peque?a joya como el pr��logo de nada. Aqu��, en poco m��s de 100 p��ginas, Houellebecq nos presenta un retrato casi impecable de los anhelos del turista occidental, seducido por el entorno (en este caso lunar) y por sus compa?eros de viaje (en este caso humanos que parecen marcianos). Aparecen dudas existenciales, an��lisis del concepto posmoderno de ocio, sectas y algunas obsesiones que definir��an m��s tarde la literatura y la imagen p��blica de Houellebecq.

Absurdo + Costumbrismo = Terror. Resulta dif��cil no identificarse con el pobre Gregorio Samsa, que amanece una ma?ana convertido en un insecto gigante, a pesar de que el sentido com��n nos diga que algo as�� nunca nos ocurrir�� a nosotros, al menos literalmente. Todos nos hemos sentido alguna vez bichos raros en un mundo en el que no encajamos y que nos rechaza instintivamente, aunque negocie con nosotros una coexistencia pac��fica que por otro lado puede saltar por los aires en cualquier momento. El genio que lo escribi�� fue Franz Kafka (Praga, 1883- Kierling, 1924).

Uno de los mejores relatos del 'boom' latinoamericano es esta novela breve que nos hace pensar en un improbable cruce mexicano entre Henry James y Edgar Allan Poe. La narraci��n en segunda persona es una astuta argucia de Carlos Fuentes (Panam��, 1928- M��xico, 2012) para convertir su lectura en una sesi��n de hipnosis.

��Hoy ha muerto mam��. O quiz�� ayer. No lo s��. As�� empieza la primera novela del existencialista Albert Camus (Mondovi, 1913- Borgo?a, 1960), protagonizada por un hombre, Meursault, antih��roe �Cperd��n por el clich��- que parece vivir bajo los efectos de una anestesia emocional permanente. Pronto comprendemos que su actitud es en realidad un escudo frente a la agresi��n de la insensata existencia humana. Por supuesto.

Aseguran los expertos que Sigmund Freud (Pr��bor, 1856- Londres, 1939) est�� desfasado, y que la mayor parte de sus conclusiones hay que cogerlas con pinzas. Sin embargo, cuando los profanos nos enfrentamos a sus escritos nos seduce tanto la belleza y sencillez del verbo, la secreta poes��a que el padre del psicoan��lisis insufla al lenguaje cient��fico, que nos parece estar ante la verdad eterna de la vida.

Se public�� originalmente por entregas, como los folletines del siglo XIX, pero ning��n follet��n de esa especie habr��a concebido a un extraterrestre que se pierde en el marem��gnum de la Barcelona preol��mpica tras adoptar la apariencia de la estrella del pop Marta S��nchez (��per��metro craneal, 57 cent��metros; n��mero de ojos, dos; longitud del rabo, 0.00 cent��metros��) y a otro alien��gena que va en su busca y por el camino descubre su adicci��n a los churros mezclados con whisky. Solo se le pod��a ocurrir a Eduardo Mendoza (Barcelona, 1943).

Lejos del sentimentalismo o la hinchada ��pica de los poetas rom��nticos de su tiempo, Rosal��a de Castro (Santiago de Compostela, 1837- A Coru?a, 1885) public�� este monumento de las letras gallegas donde no hay nada que no suene a verdad. Es ��ntimo, es profundo, es bell��simo. Es, sin duda, oro puro.

Solo alguien con la brillantez de Mar��a Zambrano (M��laga, 1904- Madrid, 1991) pod��a alumbrar la idea de que existe una relaci��n muy estrecha entre lo po��tico y lo filos��fico, el pensamiento y la creaci��n. Pensar que se trata de corrientes opuestas, viene a decirnos Zambrano en esta obra publicada durante su exilio, es una falacia. Qu�� mujer tan inteligente y tan necesaria...

��A m�� no me da asco de mi hijo��. ?No es esta una de las frases m��s gloriosas de la literatura en castellano? Esta obra teatral tel��rica y llena de poes��a sobre una mujer que desear��a tener hijos pero no puede nos remite a una de las grande neurosis contempor��neas �Cque es en realidad la gran neurosis de todas las sociedades obsesionadas con la natalidad-, y llega a soluciones bastante radicales para abolir el heteropatriarcado. ��Yo misma he matado a mi hijo��, acaba diciendo Yerma.

Contra lo que pueda pensarse, este texto del siglo XV se lee en un suspiro y sin especial dificultad, porque su lenguaje apenas ha envejecido en quinientos a?os. El negro sentido del humor, la agudeza con la que se caracteriza a los distintos personajes y el ritmo implacable son algunas de sus virtudes. Admitamos que el final resulta algo moralista, pero es una concesi��n de su autor que hay que comprender en una ��poca en la que la Inquisici��n funcionaba a todo trapo. De todos modos, esto no lo salv�� de la censura y el esc��ndalo.

Obra an��nima del Siglo de Oro espa?ol que a trav��s del protagonista, un pobre buscavidas que recibe palos por todas partes, retrata la larga decadencia de un imperio. El ciego maltratador que acaba probando su propia medicina, el hidalgo con muchas pretensiones pero sin un real, los cl��rigos de sexualidad disoluta, la avaricia eclesi��stica, la supervivencia a toda costa�� Muchos pensar��n que de aquellos polvos vienen estos lodos, y quiz�� no se equivoquen.

El ��ltimo libro del argentino Pedro Mairal (Buenos Aires, 1970) fue de los m��s grandes y sorprendentes fen��menos literarios en Espa?a en 2017. Novela breve narrada con un estilo cercano pero nunca barato, narra una jornada en la vida de un literato argentino que coge el ferry de Buenos Aires a Montevideo con el fin de sacar una cantidad notable de dinero del banco. Casado y con hijo, el protagonista pasa una jornada fren��tica junto a una uruguaya que le hace sentir vivo hasta que le hace desear estar muerto. Narrada con ritmo y llena de ideas ingeniosas, 'La uruguaya' triunfa por su enorme capacidad de empatizar con el lector, quien no puede m��s que ver todas las malas decisiones que ha tomado en su vida pasar por las p��ginas del libro. Menos mal que es corto.