Decadencia y guerra fr¨ªa
No hay dinamismo social que resista indefinidamente los efectos del mal gobierno
La noche del 21 de diciembre, conocido el resultado electoral en Catalu?a, un buen amigo me telegrafi¨® su dictamen de la nueva coyuntura. Con melancol¨ªa y don sint¨¦tico, mi conocido me resumi¨® el panorama con un certero binomio: decadencia y guerra fr¨ªa.
En efecto, aquella noche resultaba dif¨ªcil sustraerse al sentimiento de que dos millones de catalanes acababan de envolverse para regalo un lento declive econ¨®mico para su comunidad. No hay dinamismo social ¡ªdel tipo que la sociedad catalana siempre ha pose¨ªdo en abundancia¡ª que resista indefinidamente los efectos del mal gobierno. Y mal gobierno, es apenas la ¨²nica certeza que tenemos, es lo que aguarda a Catalu?a. Sobre todo, si el bloque independentista persiste en su atolondrada idea de reelegir ¡ªrestituir, en su l¨®gica¡ª al candidato errante en la presidencia, abocando la legislatura al fracaso y convirtiendo definitivamente el autogobierno catal¨¢n, herencia del mejor catalanismo y pilar de nuestra democracia, en una rama del show business.
La decadencia, por lo dem¨¢s, nos afecta a todos. Y acaso lo m¨¢s importante no sean las d¨¦cimas que el conflicto en Catalu?a, ya cronificado, resta al PIB ¡ªy detr¨¢s de cada d¨¦cima hay miles de empleos perdidos¡ª sino el dispendio de energ¨ªa social que la crisis pol¨ªtica m¨¢s golfa e innecesaria de Occidente detrae para la conversaci¨®n p¨²blica espa?ola. Media docena de asuntos de importancia perentoria aguardan turno para ser abordados en toda su seriedad: el estancamiento de los salarios, la fragmentaci¨®n del mercado laboral, la mejora de la educaci¨®n, el declive demogr¨¢fico del pa¨ªs, la sostenibilidad de las pensiones o el papel protagonista al que Espa?a debe optar en la Uni¨®n Europea post-Brexit.
En cuanto a la cuesti¨®n territorial, tiene raz¨®n mi amigo: un enfriamiento del conflicto es lo que cabe esperar este 2018. Con una justicia cayendo a plomo, como corresponde en una democracia madura, sobre la rastrojera de sus presuntos delitos, es dudoso que los l¨ªderes independentistas tengan ganas de repetir asonadas en los pr¨®ximos meses. Si consiguen fletar un Gobierno estable, m¨¢s segura y probada parece la v¨ªa de ir sacando leyes dudosas y declaraciones rimbombantes que generen fricciones con el Ejecutivo, con la intenci¨®n de que estas sean levadura para su abroquelada base social. Tampoco por parte de La Moncloa son esperables iniciativas de calado, tras la descarga el¨¦ctrica del art¨ªculo 155, que ha servido al menos para reactivar la circulaci¨®n institucional en Catalu?a. Acaso la novedad la traiga, no antes del oto?o, el informe sobre la reforma territorial que prepara la Comisi¨®n para la modernizaci¨®n del Estado auton¨®mico.
As¨ª pasar¨¢ un a?o en que deberemos conformarnos con que las cosas no vayan a peor. Al cabo, frente al espasmo, bueno habr¨¢ de parecernos el marasmo. @JuanCladeRamon
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.