Obsolescencia

Crece el desasosiego por la obsolescencia programada, esa metodolog¨ªa industrial que no solo convierte la bater¨ªa de tu tel¨¦fono en un armatoste ineficaz con solo que pasen un par de a?os, sino que puede colarle a tu aparato con cada actualizaci¨®n un caballo de Troya que acarrea en su seno el germen de la destrucci¨®n. Pero la obsolescencia programada m¨¢s irritante no es la del coche, la lavadora o el tel¨¦fono, sino la del mismo cliente, la tuya y la m¨ªa, desocupado lector. Basta con que una m¨¢quina gane al campe¨®n de ajedrez, de p¨®ker o de Go para que nos recorra el espinazo un calambre de espanto y se nos erice el sistema nervioso perif¨¦rico al presentir que nos vamos a quedar obsoletos. Yo, por ejemplo, traduzco de vez en cuando alg¨²n libro cient¨ªfico, y no s¨¦ cu¨¢nto tiempo m¨¢s voy a poder seguir haci¨¦ndolo mejor que un traductor de silicio. Todo esto es una angustia y una pesadumbre.

Unos investigadores de las Universidades de Oxford y Yale han ideado una forma de predecir, o al menos hacerse una idea, acerca de cu¨¢nto tiempo le queda a cada profesi¨®n humana. No pasa de ser una encuesta de opini¨®n, pero al menos se basa en las opiniones m¨¢s acreditadas que cabe imaginar. Se han plantado con su cuestionario en dos de los congresos internacionales m¨¢s prestigiosos sobre inteligencia artificial, y les han pedido sus augurios a los grandes cerebros del sector que suelen asistir a ellas. Los resultados merecen un r¨¢pido vistazo.

Los que llevan todas las de perder son los campeones de p¨®ker, precisamente, que habr¨¢n quedado obsoletos, y desplumados, en solo un par de a?os. Es bien curioso que los jugadores de p¨®ker vayan a desaparecer antes que el personal que dobla la ropa en la lavander¨ªa, que todav¨ªa tendr¨¢ trabajo durante cinco o seis a?os. Los ingenieros saben bien que las tareas que los humanos damos por triviales, como doblar una prenda o corregir un tropiezo contra el bordillo, son mucho m¨¢s dif¨ªciles para los robots que los cometidos que solemos considerar m¨¢s intelectuales, como jugar al ajedrez o dise?ar experimentos de bioqu¨ªmica metab¨®lica. Es una paradoja interesante.

Despu¨¦s vendr¨¢n los operadores de banca telef¨®nica, los alumnos que se ganan unas perras escribi¨¦ndoles el trabajo universitario a los colegas m¨¢s obtusos, los compositores del tipo 40 Principales y los camioneros.

?Y saben lo m¨¢s gracioso? Que, seg¨²n los expertos en inteligencia artificial, el ¨²ltimo trabajo que se perder¨¢ es precisamente el de experto en inteligencia artificial. Ay, amigos, cu¨¢ndo aprenderemos a relativizar nuestra excepcionalidad.