?Qu¨¦ hacemos con los ni?os asesinos?
El mal recorre a veces su camino sin que logremos respuesta a la pregunta: ?por qu¨¦?
Luc¨ªa y Rafael pod¨ªan haber muerto de pura vejez, ¨¦l antes que ella o ella antes que ¨¦l, como cualquier matrimonio que dirime esta cuesti¨®n como la m¨¢s importante tras compartir una vida y, en este caso, una edad: 87 a?os. Pero dos chavalillos de 14 y otro de 16 entraron supuestamente en su piso de Otxarkoaga, les golpearon y acuchillaron con ensa?amiento y brutalidad hasta matar a los dos, juntos y a la vez, dej¨¢ndonos un charco de sangre y preguntas distintas a la que cualquier pareja longeva se suele plantear: qui¨¦n se ir¨¢ antes, qu¨¦ pasar¨¢ si eres t¨², qu¨¦ pasar¨¢ si soy yo, qu¨¦ har¨¢ el que quede.
Preguntas distintas, dejaron, a las que ninguno podemos responder: ?c¨®mo pueden matar unos cr¨ªos a unos seres indefensos que pod¨ªan ser sus propios aitona y amona? ?c¨®mo pueden andar sueltos por la vida? ?es justo que su corta edad les libre del rigor que guarda el C¨®digo Penal para los adultos? ?si son tan crueles y procaces como para matar, no lo deben ser tambi¨¦n para pagar por ello?
Las preguntas se han acentuado, adem¨¢s, porque varios barrios de Bilbao se han visto azotados por una salvaje delincuencia infantil que ha incluido: la muerte del futbolista Urrengoetxea, asaltado a las cuatro de la ma?ana por un chaval de 13 y otro de 16; la violaci¨®n de una menor por varios chicos, dos de ellos menores; varios asaltos en la calle con pitbuls, porras extensibles y pu?os americanos, y otros asaltos en viviendas. Varios delincuentes est¨¢n conectados y otros no.
Las primeras reacciones en el vecindario de Otxarkoaga hablan de un fallo institucional en una zona humilde y conflictiva donde desde hace un par de a?os se hab¨ªa dado la voz de alarma ante la ola de delincuencia juvenil. El presidente de la Asociaci¨®n de Familias del barrio reclama un ¡°empuj¨®n educativo, asistencial, econ¨®mico, de empleo, ocio y vivienda¡± tras el relajamiento de los ¨²ltimos a?os. Los supuestos responsables ya han sido detenidos y recluidos en un centro de menores. Pero los dos de 14 a?os, como los dos responsables del homicidio de Urrengoetxea, han sido definidos como chavales con problemas de integraci¨®n social.
Otros sucesos no tienen f¨¢cil explicaci¨®n, o simplemente explicaci¨®n. El asesino de la catana mat¨® a sus padres y su hermana y a¨²n hoy lo intenta explicar en un documental sin que lo logremos entender. Philip Roth novel¨® en Pastoral americana el descarrilamiento de una adolescente pija que abraz¨® el terrorismo a los 16 a?os y que ¡ªpreguntada por su padre cuando al fin la encontr¨® mucho despu¨¦s qui¨¦n le hab¨ªa ordenado los atentados de protesta contra la guerra del Vietnam¡ª respondi¨® como si tal cosa: ¡°Lyndon Johnson¡±. Vean la pel¨ªcula de Ewan McGregor, disfruten de su interpretaci¨®n.
El mal requiere actuaciones p¨²blicas, sobre todo previas, para evitarlo con anterioridad. Los mecanismos para ahuyentarlo y favorecer la integraci¨®n deben funcionar sin descanso. Pero a veces, simplemente, el mal recorre su camino sin que logremos encontrar respuesta a la pregunta m¨¢s elemental: ?Por qu¨¦? Lo s¨¦: es una gran frustraci¨®n.
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