Confusiones democr¨¢ticas
La discusi¨®n sobre la pertinencia de investir a Puigdemont como Presidente de la Generalitat de forma telem¨¢tica es una cuesti¨®n ¨ªntimamente ligada a la calidad democr¨¢tica de todo el proceso
Durante los ¨²ltimos a?os, los ciudadanos de Catalu?a nos hemos habituado a ser recibidos en muchos de sus pueblos y ciudades con un sinf¨ªn de signos y lemas elaborados por el nacionalismo que parec¨ªan gozar del apoyo popular y que nadie osaba poner en cuesti¨®n, al menos en p¨²blico. No era s¨®lo la t¨ªpica ¡°estelada¡± izada en un lugar prominente para no dejar lugar a dudas de las preferencias del territorio en el que uno se adentraba. Tambi¨¦n, pancartas con lemas simples y directos apelando a derechos indiscutibles tales como ¡°queremos votar¡±, ¡°democracia¡±, haciendo referencia a la perentoria necesidad de convocar un refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n donde pudi¨¦ramos decidir nuestro futuro. Evidentemente, el mensaje impl¨ªcito era que el n¨²cleo esencial de la democracia es el ejercicio del voto y que, por lo tanto, el Estado espa?ol no era un estado democr¨¢tico al no permitirlo.
Ahora bien, todos los que hemos tenido la oportunidad de observar el funcionamiento de diferentes reg¨ªmenes pol¨ªticos sabemos que lo importante no es el ejercicio del voto en s¨ª, sino las condiciones bajo las cuales ¨¦ste se ejerce. El entorno es m¨¢s importante, pues incluso en pa¨ªses con reg¨ªmenes autocr¨¢ticos tambi¨¦n se vota, lo cual no significa que por ello se transformen por arte de magia en sistemas democr¨¢ticos. Las claves se sit¨²an en asegurar el ejercicio de unas libertades esenciales que produzcan un entorno que permita a los ciudadanos formarse una opini¨®n que conduzca a elegir libremente entre las opciones que se planteen. Este principio es aplicable tanto a las elecciones donde se eligen representantes, como en consultas (o refer¨¦ndum) sobre determinadas cuestiones.
Todos conocemos cuales son los elementos fundamentales que aseguran un proceso democr¨¢tico: libertad de asociaci¨®n y libertad de expresi¨®n (para que diferentes partidos pol¨ªticos puedan presentar libremente sus propuestas sin sufrir el acoso por parte de los adversarios), pluralidad de los medios de comunicaci¨®n (con el fin de que las diferentes propuestas puedan ser expuestas a los ciudadanos para su consideraci¨®n) e independencia judicial (para asegurar la limpieza del proceso y el respeto de los derechos de todos los ciudadanos). Al mismo tiempo, y como no podr¨ªa ser de otra manera, es fundamental que las instituciones del Estado sean neutrales (en el caso de Catalu?a tambi¨¦n la Generalitat y los ayuntamientos), pues al estar al servicio de todos los ciudadanos no pueden tomar partido por ninguna de las opciones en disputa. Lo mismo es aplicable a los medios de comunicaci¨®n p¨²blicos y subvencionados, pues al ser financiados con dinero del contribuyente deber¨ªan proporcionar una informaci¨®n equilibrada y alejada de todo sesgo partidista. Creo que ¨¦ste no ha sido el caso durante el ¡°proc¨¦s¡±. En definitiva, votar es solo la culminaci¨®n de todo el proceso democr¨¢tico pero no su expresi¨®n, como sugiere una parte considerable del nacionalismo catal¨¢n al contraponer ley y democracia.
Del mismo modo, la discusi¨®n sobre la pertinencia de investir al expresidente Puigdemont como Presidente de la Generalitat de forma telem¨¢tica o por delegaci¨®n a trav¨¦s de una persona interpuesta no es solamente una cuesti¨®n de car¨¢cter legal, es decir, determinar si el ordenamiento actual prescribe o no la obligatoriedad de comparecer ante el pleno del Parlamento de Catalu?a. Es, asimismo, una cuesti¨®n ¨ªntimamente ligada a la calidad democr¨¢tica de todo el proceso. Efectivamente, para el ciudadano, ¨¦ste no agota su eficacia en el momento en el que el sistema de selecci¨®n de los representantes de los ciudadanos llega a su fin, es decir, cuando en funci¨®n del resultado de las votaciones se reparten los esca?os entre los diferentes partidos pol¨ªticos y los diputados toman posesi¨®n de los mismos. Tampoco cuando se perfila una clara mayor¨ªa por parte de una de las opciones en liza (en el caso presente, una mayor¨ªa nacionalista JxCat, ERC y CUP). El proceso es un continuum que sigue operando hasta que se presenta el programa de gobierno por parte del candidato a Presidente y se procede a un debate sobre el mismo en el seno de la c¨¢mara. Esta ¨²ltima parte es un elemento fundamental de cara a dotar de calidad al sistema democr¨¢tico. El candidato tiene que hacer sus propuestas para la legislatura que empieza y los grupos de la oposici¨®n tienen que se?alar sus coincidencias y desacuerdos con las mismas. Es una cuesti¨®n del proceso deliberativo y democr¨¢tico en s¨ª mismo: poder escuchar el programa del candidato y las respuestas de la oposici¨®n para que el ciudadano pueda formarse una opini¨®n al respecto y, en su caso, exigir responsabilidades.
Y aunque bien es cierto que el resultado del debate es, con toda probabilidad, conocido de antemano dada la correlaci¨®n de fuerzas en el parlamento, este acto es de capital importancia de cara a los ciudadanos ya que sirve de medida del alcance de lo que pueden esperar como actuaci¨®n pol¨ªtica y, por ende, en el devenir de la situaci¨®n econ¨®mica y social que les afectar¨¢ muy directamente. Es por ello por lo que se necesita un intercambio presencial, pues el voto parlamentario es tambi¨¦n solo una parte del proceso democr¨¢tico: la culminaci¨®n del proceso deliberativo. De ah¨ª, la necesidad no solo de pronunciar un discurso, sino tambi¨¦n de responder a las dudas e invectivas de la oposici¨®n, a la vez que observar la actitud y el lenguaje no hablado (corporal y facial) que puede ofrecer elementos adicionales sobre las intenciones y calidades del (futuro) gobernante. Adem¨¢s, si no hay presencia f¨ªsica del candidato a Presidente ?c¨®mo se va a realizar el control del gobierno durante la legislatura? (cuesti¨®n clave en un sistema parlamentario).
La esencia de una democracia parlamentaria es el proceso deliberativo, es decir, el debate presencial que se produce entre las diferentes fuerzas pol¨ªticas en el seno del Parlamento y que permite al ciudadano formarse una opini¨®n informada sobre las diferentes opciones planteadas. Hurtarlo a los ciudadanos es una muestra de la confusi¨®n existente: no basta con tener los votos necesarios, tambi¨¦n hay que someterse al escrutinio de la ciudadan¨ªa de manera transparente.
V¨ªctor Andr¨¦s-Maldonado es licenciado y MBA por ESADE. Fue funcionario de las instituciones de la UE de 1986 a 2012.
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