Derecho a no decidir

Cuando cre¨ªamos que lo hab¨ªamos visto todo, el proc¨¦s nos sorprende con otra innovaci¨®n: el derecho a no decidir.

Los primeros destellos de esta doctrina se vieron en los d¨ªas posteriores a la consulta ilegal del primero de octubre. Hasta ese d¨ªa, el independentismo no solo hab¨ªa enarbolado el derecho a decidir, sino el derecho a acelerar la independencia salt¨¢ndose todas las barreras pol¨ªticas, legales e institucionales. Donde hab¨ªa un lento proceso de construcci¨®n nacional que arrancaba en la Edad Media y continuaba por la Guerra de Sucesi¨®n hasta hoy, se impuso un proceso expr¨¦s de secesi¨®n y transici¨®n a la estatalidad.

Pero llegados a esa velocidad en la que los aviones encuentran menos resistencia para elevar el morro y despegar que para forzar una frenada, el independentismo decidi¨® abortar ese despegue de la naci¨®n catalana hacia la estatalidad. Y en lugar de declarar la independencia, arriar las banderas de Espa?a y reclamar el monopolio leg¨ªtimo de la violencia en un territorio y sobre una poblaci¨®n, los independentistas cantaron Els segadors y se marcharon a casa (algunos a Bruselas).

Desde entonces, las decisiones de no decidir se han convertido en el m¨¦todo habitual de operar del proc¨¦s. Se decidi¨® no convocar elecciones y por tanto no hacer nada para evitar que se aplicara el 155. Tambi¨¦n se dej¨® pasar el plazo para presentarse juntos a las elecciones.

Y ahora, una vez constatado que Puigdemont no puede ser candidato, el president del Parlament decide no decidir sobre qu¨¦ candidato proponer para la investidura y lo paraliza todo.

No es de extra?ar que tanta frenada tenga alterados a los pasajeros. Cientos de a?os esperando a despegar y justo cuando se estaba a punto se aborta y se acaba varado en el secarral al final de la pista. Los pasajeros tendr¨¢n que reclamar una explicaci¨®n, pero no a los servicios de emergencia que acuden al rescate, sino a los irresponsables pilotos, que ni se atreven con la independencia ni tienen el valor de renunciar a ella para, a cambio, gobernar.

No querer decidir, no querer gobernar, no querer renunciar, no querer desbloquear, no querer avanzar. Jam¨¢s un liderazgo prometi¨® acelerar tanto y renunci¨® tanto a hacerlo. @jitorreblanca