14 fotosLos ni?os, combatientes involuntariosEl 12 de febrero se conmemora el D¨ªa Internacional contra el Uso de Ni?os Soldado. Actualmente hay unos 300.000 menores v¨ªctimas de reclutamiento y que participan en m¨¢s de 30 conflictos en todo el mundoEl Pa¨ªs10 feb 2018 - 23:36CETWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceActualmente, hay unos 300.000 ni?os y ni?as soldado que participan en m¨¢s de 30 conflictos en todo el mundo, seg¨²n datos de Unicef. Son cr¨ªos que se ven abocados a vivir la guerra de verdad, convirti¨¦ndose en combatientes involuntarios. Cada 12 de febrero se conmemora el D¨ªa Internacional contra el Uso de Ni?os Soldado. En la imagen, uno de ellos reci¨¦n liberado de las garras de la violencia, en Sud¨¢n del Sur, el pasado 7 de febrero.STEFANIE GLINSKI (AFP)Un ni?o soldado reci¨¦n sacado de la batalla posa con su rifle durante la ceremonia de liberaci¨®n en Yambio, Sud¨¢n del Sur, el pasado 7 de febrero.STEFANIE GLINSKI (AFP)M¨¢s de 300 ni?os soldados, incluidas 87 ni?as, fueron liberados en esta regi¨®n (Yambio), devastada por la guerra de Sud¨¢n del Sur.STEFANIE GLINSKI (AFP)Un programa de la ONU trata de ayudarles a reintegrarse en la sociedad despu¨¦s de haber participado en la lucha armada.STEFANIE GLINSKI (AFP)El programa de integraci¨®n en Yambio, que se encuentra en el sur del pa¨ªs, tiene como objetivo ayudar a 700 ni?os soldado a regresar a la vida normal.STEFANIE GLINSKI (AFP)Poco despu¨¦s de lograr su independencia en 2011, Sud¨¢n del Sur se sumi¨® en una guerra civil. En este conflicto se han reclutado sistem¨¢ticamente ni?os como soldados. "Durante el tiempo en el que estos ni?os est¨¢n vinculados a las fuerzas y grupos armados, son testigos y v¨ªctimas de terribles actos de violencia e incluso son obligados a ejercerla. Los traumas emocionales que esto les puede provocar son dif¨ªciles de superar", advierte Unicef.STEFANIE GLINSKI (AFP)Algunos cr¨ªos son secuestrados; a otros, la pobreza, los malos tratos, la presi¨®n de la sociedad o el deseo de vengarse de la violencia contra ellos o sus familias les llevan a unirse a grupos armados y empu?ar un arma.STEFANIE GLINSKI (AFP)Los ni?os, dice Unicef, son v¨ªctimas inocentes de las atrocidades de la guerra. Para ellos, el regreso a su vida y la recuperaci¨®n de la infancia es tan dif¨ªcil que puede parecer casi imposible.STEFANIE GLINSKI (AFP)Adem¨¢s de las secuelas psicol¨®gicas y emocionales, los ni?os tambi¨¦n padecen consecuencias f¨ªsicas que pueden ser causadas por la batalla o ser fruto de las torturas y abusos por parte de los jefes. Muchos ni?os son mutilados, sufren desnutrici¨®n o incluso enfermedades de transmisi¨®n sexual. En el caso de las ni?as, muchas se quedan embarazadas por abusos sexuales.STEFANIE GLINSKI (AFP)Los expertos advierten de la dificultad de los peque?os para salir de la espiral de violencia que han vivido. En primer lugar, porque pasan en el grupo o fuerza armada los a?os en los que desarrollan su personalidad y aprenden a convivir en un entorno jer¨¢rquico y de violencia. Adem¨¢s, no han podido ir a la escuela y esto hace que sus oportunidades de un futuro mejor se reduzcan enormemente.STEFANIE GLINSKI (AFP)La Representante Especial de la ONU para Ni?os y Conflictos Armados, Virginia Gamba, celebra la liberaci¨®n de m¨¢s de 300 ni?os, incluidas 87 ni?as, en Sud¨¢n del Sur. "Estos ni?os ahora tienen la oportunidad de reconstruir sus vidas. No podemos defraudarlos y pido a la comunidad internacional que apoye su reinserci¨®n proporcionando los recursos adecuados", asegura.STEFANIE GLINSKI (AFP)El 60% de los miembros de la milicia en Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo (RDC) son menores de edad y la mayor parte de ellos son menores de 15 a?os, seg¨²n datos de la ONG World Vision. Tshibola fue uno de ellos. Un d¨ªa se despert¨® con el sonido de las armas mientras la milicia, todos con sus pa?uelos rojos, rodeaban la casa. Entraron y encontraron su escondite. Su familia no estaba en ninguna parte. Hab¨ªa huido en la noche, dejando atr¨¢s a Tshibola. La milicia registr¨® la casa en busca de cualquier arma que pudiera haber quedado, pero no encontr¨® nada. Ataron a Tshibola y estaban listos para matarla. Pero le ofrecieron la opci¨®n de unirse a ellos si quer¨ªa seguir con vida. Secuestrada, lejos de su hogar y sin otra opci¨®n, acept¨®. "Pasamos dos d¨ªas de ceremonias de iniciaci¨®n", explica Tshibola. "Me dieron alcohol y al segundo d¨ªa dijeron que ¨ªbamos a la batalla. Los militares comenzaron a disparar cuando llegamos, y me ca¨ª al suelo (Tshibola hab¨ªa recibido varios disparos en las piernas). El hijo del comandante militar tambi¨¦n hab¨ªa sido forzado a entrar en la milicia, pero fue asesinado". Los militares trataron de curarla y luego la llevaron al campamento militar en Kananga, en Kasai Central, para recibir tratamiento. Resultar herida fue su salvaci¨®n porque Tshibola acab¨® llegando a un centro gestionado por World Vision para ex ni?os soldado, cojeando con muletas, pero viva. Actualmente, sigue en el centro, esperando noticias de su familia.WORLD VISION"Mi nombre es Matthieu. Tengo 13 a?os y estaba en quinto grado antes de la crisis. Tengo una hermana de cinco a?os y un hermanito de siete. Ten¨ªa dos hermanos mayores, pero murieron en el conflicto, al igual que mi padre y muchos de mis amigos. Despu¨¦s de huir de Tshikapa (Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo), finalmente llegamos a una aldea en Kasai Central. Pero la situaci¨®n no fue mucho mejor. Un d¨ªa, mi mejor amigo lleg¨® a nuestra casa y me dijo que me uniera a la milicia, esa era la mejor opci¨®n para ni?os como nosotros. Me negu¨¦ a acompa?arle. Pero todos seguimos en la misma aldea y la situaci¨®n es muy mala. Algunos ni?os que estaban en las milicias vienen para jugar, pero nunca se quedan por mucho tiempo, porque los hombres armados siguen busc¨¢ndolos para matarles. El chico que sol¨ªa ser mi mejor amigo est¨¢ entre ellos. De vez en cuando lo veo y cada vez est¨¢ m¨¢s delgado y se ha vuelto loco a causa de las drogas que le hacen consumir. Me gustar¨ªa hacer que vomite todo lo que ha tomado, pero no puedo porque a los miembros de la milicia no les gusta verme, porque me negu¨¦ a unirme a ellos. Mi vida corre peligro en esta comunidad¡±. WORLD VISIONKapinga y otros ni?os en las milicias en Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo reciben palos como armas. En la batalla, su trabajo era recoger las municiones gastadas en el suelo para arrojarlas a los soldados. "Cuando nuestras faldas estaban llenas, tir¨¢bamos las municiones a los soldados y se ca¨ªan", explica Kapinga. Las milicias les dan armas de madera para que el enemigo piense que van armados, pero nada m¨¢s lejos de la realidad. Est¨¢n totalmente desprotegidos. Kapinga y los dem¨¢s tambi¨¦n reciben bandas rojas para atarse alrededor de la cintura. Les dicen que cuando est¨¦n cansados en la batalla, todo lo que tienen que hacer es tirar de la banda "para desaparecer e ir a cualquier otro lado". Hay muchas historias similares en las que los ni?os piensan que pueden teletransportarse y estar a salvo. La ¨²ltima batalla a la que acudi¨® Kapinga casi acaba con su vida; recibi¨® un disparo en el cuello salv¨¢ndose milagrosamente. En ese momento tom¨® la decisi¨®n de abandonar la milicia de una vez por todas. Sus esperanzas para el futuro son simples: "Me gustar¨ªa volver a casa con mi padre."WORLD VISION